A José, a Aná María y a sus dos hijos los dejaron en la calle por error tras un desalojo sorpresivo y mal instrumentado. Por una hipoteca impaga, el banco les cambió la cerradura de la casa sin aviso alguno. La pesadilla duró cuatro días. Un llamado telefónico trajo noticias impensadas: el perdón de la entidad financiera y la recuperación de la vivienda.

El jueves 29 de enero, Ana María pasó a buscar a los chicos por el colegio para regresar todos juntos a casa, ubicada en Dos Hermanas, una pequeña localidad de Andalucía. Según publica el periódico El Mundo, la mujer advirtió que la cerradura había sido cambiada. Pensó que se había equivocado de puerta hasta que el comentario de una vecina la dejó sin aliento. "Vinieron del juzgado a cambiar la cerradura. En el buzón dejaron un papel", dijo la señora. Había empezado la pesadilla.

Sin ropa y sin las medicinas de uno de sus hijos, la mujer le pidió asilo a su hermana. Se instalaron allí hasta el lunes a la tarde, cuando el banco se comunicó con su marido para arreglar la situación. "Me llamó un jefe del banco desde Madrid. Me pidió disculpas. Dos veces. Me dijo que ellos no hacen así las cosas. Le echó la culpa a la empresa que tienen contratada para los desalojos", contó José al medio español. La familia logró recuperar su casa mediante el pago de un alquiler social (unos 50 euros mensuales) por un plazo de tres años. Y además les perdonaron la deuda por impago de la hipoteca.

José y Ana María saben que tuvieron suerte: por haber recuperado la casa y por haber escuchado la palabra "disculpas" de la boca de un gerente de banco.