El daño que produce a nivel cerebral el glaucoma comienza al mismo tiempo que la enfermedad, afirmaron especialistas durante el VIII Simposio Internacional de Avances en esa patología. Además, se remarcó que "ese conocimiento abre nuevas perspectivas de posibles tratamientos" para la primera causa de ceguera a nivel mundial.

"El glaucoma es una enfermedad que daña progresivamente al nervio óptico y la principal causa de ceguera irreversible a nivel mundial. Aqueja a más de 60 millones de personas en todo el mundo y ya ha dejado ciegos a más de ocho millones", alertó el ex presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología, Fabián Lerner.

El especialista afirmó que a pesar de esas "alarmantes cifras", las personas afectadas pueden llegar a perder hasta un 40 por ciento de visión antes de darse cuenta de que algo les sucede.

"En la Argentina más de un millón y medio de personas padece glaucoma, enfermedad que prevalece en más del 3% de la población mayor de 40 años y en el 7% de mayores de 75. Según una investigación realizada en Buenos Aires por la Fundación para el Estudio del Glaucoma, el 80% de los argentinos desconoce qué tipo de glaucoma tiene", precisó.

Lerner señaló que como la enfermedad es asintomática, se la conoce como "el ladrón silencioso de la vista", y que por ello los estudios anuales son fundamentales para la detección a tiempo.

"Resulta fundamental la detección temprana del glaucoma ya que el tratamiento es capaz de detener la enfermedad, aunque la visión perdida lamentablemente no se recupera. Por eso es necesario trabajar en la importancia de la concientización para prevenir la pérdida progresiva de la visión", remarcó.

El oftalmólogo contó que para contribuir con la concientización de la población se presentó en América Latina la campaña "Mirá por tus ojos", que promueve los exámenes periódicos de la visión y comparte materiales informativos sobre la enfermedad a través de Facebook, Twitter y Tumblr.

"Es importante destacar que las pruebas utilizadas para diagnosticar la enfermedad no son invasivas ni causan dolor, y que los parientes de los pacientes afectados tienen entre cinco y seis veces más posibilidades de padecer glaucoma, al igual que aquellas personas que padecen miopía, que es otro factor de riesgo", remarcó.

Lerner explicó que el nervio óptico está compuesto de prolongaciones de neuronas que nacen en el ojo y se dirigen al cerebro, donde hay muchas interconexiones que llegan a la corteza visual.

"Es por eso que cuando se produce el daño a nivel ocular, también se produce a nivel cerebral. El conocimiento del daño en el cerebro no es nuevo, pero lo que recientemente se sabe es que el daño es precoz y ocurre en cuanto comienza la enfermedad, lo que abre nuevas perspectivas de posibles tratamientos", puntualizó.

Consultado sobre las afecciones de la vista propias de la primavera, el médico del Hospital Tornú, Andrés Jacofsky, precisó que tanto la conjuntivitis alérgica estacional como la queratoconjuntivitis vernal y atópica, la conjuntivitis gigantopapilar y la alergia ocular de contacto son todos tipos de alergias.

"El aumento de la incidencia de conjuntivitis en la estación primaveral se da por la polinización de los árboles y los ácaros de las plantas, y en las ciudades urbanizadas contribuyen los hidrocarburos, el benceno y la contaminación ambiental, que irritan la superficie ocular".

La alergia "es una patología crónica que no tiene cura, y el objetivo del manejo terapéutico es disminuir el impacto de las crisis agudas y prolongar los intervalos de bienestar intercrisis", precisó.

Para aliviar los síntomas, se aconseja conseguir una humedad ambiente adecuada, generar espacios libres de polvo (aspirar en lugar de barrer ayuda), limpiar los filtros de aire acondicionado, mantener las paredes y los suelos desnudos, evitar tóxicos y viajar con las ventanillas de los vehículos cerradas.

"El estilo de vida y los factores ambientales en las ciudades facilitan la aparición de alergias, ya que las áreas urbanas tienen porcentajes significativamente más elevados que las áreas rurales. También desempeñan un papel importante los factores genéticos, pero no hay que olvidar la incidencia del microambiente en casas y lugares de trabajo", insistió.