El sacerdote de una iglesia de la ciudad cordobesa de Marcos Juárez anunció que pedirá su traslado por no contar con la colaboración económica necesaria por parte de los fieles y cuestionó "las mezquindades" y falta de espíritu cristiano" en esa comunidad católica.

La decisión del padre Oscar Piccinini, a cargo de la parroquia de "La Asunción" de Marcos Juárez –270 kilómetros al sudeste de Córdoba y 150 al oeste de Rosario–, fue difundida este miércoles por los medios locales.

En un artículo publicado por el diario La Mañana, Piccinini dijo que cuando asumió en la parmroquia los fieles aportaban una importante cantidad de dinero para financiar actividades, pero con el tiempo las donaciones se redujeron drásticamente. "Existen muchas mezquindades y falta el espíritu cristiano", apuntó.

Desde hace algún tiempo el estilo del cura no satisface a los fieles y muchos se pasaron a la parroquia de La Merced. Algunos comentaron que Piccinini causó un gran disgusto en la comunidad cuando en una de sus homilías dijo que "en Marcos Juárez, la gente idolatra al dinero".

El cura, que este miércoles viajó a Villa María para aclarar su posición ante el arzobispo de la Diócesis, José Ángel Rovai, desmintió ante periodistas de Marcos Juárez la versión que señalaba que su intención de alejarse se debía al acoso que estaría sufriendo por parte de una mujer.

"Eso es algo que se puede vivir en todos lados, pero no es el motivo que me llevó a tomar esta decisión", aclaró el párroco, quien hace dos años sucedió en “La Asunción” al entonces padre Félix Garelli, que dejó los hábitos para casarse con una vecina de esa ciudad, donde reside.

Sobre este punto, Piccinini, reflexionó: "No sé si algún sacerdote no haya sufrido acoso en algún momento. A mí no me mueve todo esto que planteo a la comunidad por una cuestión de acoso sexual. Si uno tiene bien claro lo que quiere no debe sentir temor frente al acoso de una mujer", acotó.

"Me pesa más la indiferencia -añadió-, que la comunidad no se haga cargo de lo que debe vivir. Lo que cansa, más que el acoso, es que a uno lo midan en relación a lo que otro sacerdote hizo o dejó de hacer".

"Si no puedo estar trabajando cómodamente; si no puedo hacer las cosas que creo que como sacerdote, la Iglesia y Cristo, me piden, y bueno quizás sea otro sacerdote el que pueda trabajar en esta comunidad".

"La falta de compromiso y ese tener que tirar siempre del carro, por parte de uno, hace que esto le pese al sacerdote o lo canse", se extendió.

En el Arzobispado de Villa María dijeron a Télam que por el momento, por tratarse de un caso privado, monseñor Rovai no brindará información sobre el tema.

Fuente: Télam