La experta se encontró en Paraná con directivos de las 82 escuelas de la provincia que participan del programa “Todos pueden aprender” y docentes de 24 institutos de formación docente de la provincia. En ese marco Sara Melgar --una de las especialistas nacionales en Didáctica de la Lengua-- vino especialmente invitada a la capital provincial para encontrarse con los docentes y directivos que llevan adelante este programa educativo y para dictar una conferencia abierta titulada “¿La tercera ola de la alfabetización?”.
Cabe destacar que la profesora e investigadora ha realizado numerosas publicaciones relativas a su especialidad, ha estudiado el proceso de alfabetización en comunidades bilingües desarrollado por Unicef y desde 2004 es consultora de Lengua en el proyecto “Todos pueden aprender” implementado por Unicef y la Asociación “Educación Para Todos”. En el desarrollo de su conferencia, Melgar hizo un repaso de las diferentes miradas en torno a la alfabetización e instó a pensar la importancia de la constitución de un campo intelectual integrado por maestros, investigadores y didactas y formadores de formadores. Es decir, un espacio de intercambio de ideas y reflexión en torno a cómo enseñar a leer y escribir.
En ese sentido dijo que con frecuencia en las escuelas, “en las situaciones de aula, cuando hay que enseñarle algo a un otro, se produce cierto nivel de reflexiones, desde un lugar intuitivo se adelantan a otras reflexiones sistemáticas. El problema es que no hay un ámbito en el que se produzca un interjuego de reflexiones”.
Luego, en un repaso de las diversas perspectivas que abordaron la alfabetización, Melgar hizo referencia a la época sarmientina: “Los maestros formaban maestros y el orgullo más alto era diseñar y poner a prueba un método alfabetizador. Nada más cierto que cada maestro con su libro. Y no lo digo en diminutivo como dice el refrán porque encierra una sorna despectiva a la que no me pliego. Eran maestros y producían libros.
Podemos pensar en un horizonte homogeneizador en la medida en que todos estos maestros tenían convicción y pertinencia acerca de lo metodológico pero al mismo tiempo, se dibuja una querella de métodos particulares”, especificó.
“La obturación del debate metodológico nos dejó sin un escenario importante que era la mirada hacia las distintas formas que las escuelas generaban para enseñar”, insistió.
En otro tramo de su exposición trajo a colación citas provenientes de documentos internacionales, para desandar una serie de generalizaciones compartidas por toda la comunidad educativa que suelen encerrar algunos “núcleos duros”, que es necesario volver a pensar. Entre esas generalizaciones, existen algunos enunciados como los siguientes: “El desarrollo de las capacidades para que los niños puedan leer y comprender textos escritos y a la vez producir textos de diversa naturaleza y función, es un deber indelegable de la escuela” o este otro: “El hacer docente se lleva a cabo detectando los intereses y necesidades básicas de aprendizajes de cada niño o niña, creando las condiciones de una interacción cotidiana entre los niños y los textos escritos, suscitando y ayudando a estructurar la actividad de metacognición de cada niño”.
Estas generalizaciones suponen otros discursos y deslizamientos conceptuales que resultan clave, apuntó la profesora. En primer lugar hay “una confusión entre lenguaje y lengua -remarcó-, de la que deriva que se piense que no es necesaria una metodología. Se suele considerar que todos los niños, en todas las circunstancias y de todos los contextos socioeconómicos y culturales, pueden aprender lenguas más allá de la materna -que no se aprende sino que se adquiere-, sin enseñanza explícita y este concepto de aprendizaje, suele extenderse hacia la lengua escrita. Es decir, que podría aprenderse con la misma naturalidad que la lengua materna”, cuestionó.
Estos deslizamientos suponen entre otras cosas -añadió- que “se puede aprender a leer y escribir por adivinación”, e incluso hay líneas de pensamiento que desarrollaron estas ideas, advirtió la especialista.
A la desautorización de los métodos que traen consigo estos planteos de organismos internacionales, se suma “el rechazo de la enseñanza y del rol profesional indelegable del enseñante”, remarcó al tiempo que ejemplificó con algunos enunciados que expresan tal rechazo: “El docente como `facilitador´ del que hoy se habla, en realidad es un docente debilitado”.
Hacia el final de su conferencia, la investigadora apeló al compromiso y la voluntad de construir un espacio de diálogo entre todos los sectores involucrados con la alfabetización. “Tenemos la oportunidad para ensayar la utopía, conformar un campo intelectual y dotarlo de posibilidad”, concluyó.
Fuente: El Diario de Entre Ríos


