Las nuevas tecnologías de la comunicación revolucionan y amplían año a año las formas de impartir conocimiento en casi todo el mundo, fundamentalmente a partir de la difusión de contenidos y clases en Internet. En los próximos años veremos cambios importantes en el concepto mismo de centro educativo (la universidad, la escuela, etc.) y este modificará sus funciones esenciales.

Los sistemas tradicionales de enseñanza, con el docente al frente de una clase, y los alumnos que asisten a sus cursos y realizan sus tareas en la casa, convivirán con los que proponen incluso una inversión de esta lógica: Internet permite acceder a los contenidos de las materias, intercambiar información con otros pares, producir materiales escritos, mientras que las aulas empiezan a funcionar como espacios de consulta, evaluación e intercambio.

“Si bien la modalidad creció mucho en los últimos tres o cuatro años, todas las universidades vienen implementando ofertas virtuales en mayor o menor medida. Cada vez más las instituciones a nivel mundial y local que se embarcan en procesos de virtualización”, explica Pablo Baumann, Sociólogo, Docente Investigador de la UNQ y Coordinador de Investigación de la Secretaría de Educación Virtual de la Universidad de Quilmes.

Como en el resto del mundo, en la Argentina, la educación online, también es tendencia: según datos del Ministerio de Educación, en el país hay 290 títulos de grado, pregrado o posgrado “online” en 44 universidades (25 de gestión pública y 19 privadas). La creciente oferta de carreras online en las universidades argentinas crece a tal punto que el Ministerio de Educación de la Nación promulgó una norma para reconocer su nivel académico y garantizar calidad: existe desde el año 2003 una normativa restrictiva, apuntada en la Resolución de la CPU Nro 1717/03, que exige una serie de condiciones para las universidades y programas universitarios que quieran hacer ofertas de grado en línea.

Las universidades con cursos y carreras online ofrecen una ventaja para que personas aisladas geográficamente puedan acceder a los contenidos a través de su computadora (un amplio sector de la población que de otra forma no podría estudiar), y también resultan ideales para aquellos que, habiendo abandonado alguna vez una carrera, deciden retomarla y carecen de tiempo para asistir a las clases presenciales. “Hay diversas combinaciones posibles entre lo presencial y lo virtual”, define Baumann. “Desde carreras enteramente presenciales hasta carreras enteramente virtuales, pasando por la opción de cursar en una misma carrera algunas asignaturas tanto en la modalidad virtual, y otras en la presencial. En cuanto a las ventajas y desventajas del sistema, yo soy partidario de la idea de que presencialidad y virtualidad no son opuestos, sino complementarios”, opina.

La Universidad Pública en Argentina ha sido pionera en América Latina en cuanto a Educación en Línea. En ese sentido, nuestro país es un referente en la región. El entrevistado explica que “desde hace quince años se viene desarrollando un campo de investigación, desarrollo e innovación en la modalidad, haciendo converger el trabajo de en varias universidades junto con la tarea y el impulso de la Red Universitaria de Educación a Distancia (RUEDA), organismo que depende del CIN (Consejo de Rectores de las Universidades Públicas)”.

A nivel nacional, la Universidad de Quilmes fue la primera en la implementar de programas de educación online: la primera aula virtual se abrió en marzo de 1999 y en la actualidad su comunidad virtual está integrada por unos diez mil alumnos (otros diez mil cursan las clases presenciales). “En las carreras de grado que incorporaron esta dinámica, la única instancia presencial es la evaluación final de cada asignatura. Los títulos de las carreras de grado que se cursan en la modalidad virtual –por ej. En la UNQ- son títulos oficiales, de validez nacional”, aclara el especialista.

“Existen muy buenas plataformas LMS (Learning Management Systems), que integran variados recursos para la publicación de contenidos con actividades. El principal desafío que tienen las instituciones de Educación Superior es aprender a sacar provecho de todas esas posibilidades”, concluye el sociólogo.

Lo que viene es la combinación de cursos presenciales y virtuales. En el futuro, sin embargo, ya no se hablará de educación a distancia o presencial, ya que todas las instituciones educativas, en mayor o menor medida, incorporará estos nuevos escenarios de aprendizaje en los que los recursos tecnológicos habilitarán instancias presenciales y otras distantes, de diferente complejidad.

Fuente: www.emprendedorxxi.coop