Como ya es habitual en cada vuelo que emprende, durante su viaje a Sri Lanka el papa Francisco aprovechó el trayecto para charlar con periodistas de todo el mundo. Por supuesto, el tema del atentado a Charlie Hebdo fue obligado. Aunque repudió la violencia, también criticó la línea editorial del semanario y señaló que “hay un límite a la libertad de expresión”. “No se puede insultar la fe de los demás”, observó.

Según informó EFE, el pontífice había iniciado el intercambio con el tema de la libertad de expresión en referencia al ataque a Charlie Hebdo aunque sin mencionarlo directamente hasta que colegas galos lo interpelaron directamente al respecto.

"Vamos (a hablar) sobre París, hablemos claro –sostuvo–, no se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás”. Tampoco, añadió, “se puede ofender, o hacer la guerra, o asesinar en nombre de la propia religión o en nombre de Dios”.

“También nosotros hemos sido pecadores, pero no se puede asesinar en nombre de Dios”, insistió y recordó así un tiempo en que también el catolicismo perpetraba todo tipo de vejaciones por razones “santas”.

“Creo que los dos son derechos humanos fundamentales, tanto la libertad religiosa, como la libertad de expresión –continuó el Papa– Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender. No se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás”.

“No puede burlarse de la fe. No se puede. Cada religión tiene dignidad, cualquier religión que respeta la vida y la persona, y yo no puedo burlarme. Y este es un límite”, insistió.

“Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si Gasbarri (en alusión a uno de sus colaboradores en el avión), gran amigo, dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!”, dijo, distendiendo un poco, tal vez, el tenor de charla.

Finalmente, consideró que la libertad de expresión “es una obligación para ayudar al bien común”, pero a la vez una responsabilidad.

"Si un senador o un político no dice lo que piensa, no colabora con el bien común", defendió el papa.

Francisco citó por otro lado al papa emérito Benedicto XVI cuando éste habló en la universidad alemana de Ratisbona sobre la existencia de una mentalidad "post-positivista" que conduce a considerar como "subculturas" a las religiones o las expresiones religiosas.