Luego de que la Justicia de Neuquén imputara a una joven pareja por la muerte de su beba durante un parto casero, se viralizó la carta de una médica de Capital Federal que le tocó atender un caso similar. El texto se llama “Respetarás tu parto”. Es una fuerte defensa a la asistencia médica durante el nacimiento.

“El embarazo y el parto son hechos fisiológicos, es cierto. Pero rápidamente, de un momento a otro, pueden convertirse en patológicos y potencialmente mortales”, llama la atención la profesional de la salud en una parte del texto que recorrió las redes sociales.

“Contar con un hospital, con equipo entrenado, con anestesia, con un quirófano, es un privilegio. Privilegio que nuestras antecesoras de siglos pasados no pudieron gozar. Durante siglos las mujeres murieron de complicaciones en el embarazo y en el parto. Ellas no tenían la chance de elegir”, advierte.

El texto se conoce tras la trágica noticia de Neuquén pero narra un episodio personal de la médica que lo escribe.

A continuación la carta completa que publicó Infobae:

"Muchas veces tuve ganas de llorar agarrándole la mano a una paciente. Pero nunca antes había tenido ganas de llorar de rabia y de impotencia en esa situación. Hoy llegó a mi guardia una madre con su hijo muerto. Había decidido tener el parto en su domicilio, aunque era su primer bebé y estaba en podálica (de cola). De familia acomodada e instruida, todos habían intentado disuadirla, sin éxito.

Las delincuentes que aceptaron llevar a cabo el trabajo de parto en el domicilio, al verse desbordadas por la situación llamaron al SAME. Y una ambulancia la fue a buscar, cuando ya no había más nada que hacer. Ni siquiera le hicieron el alumbramiento (salida de la placenta), el cual llevamos a cabo acá, en sala de partos, en condiciones de antisepsia, con suero, medicación e instrumental quirúrgico.

Todos los que nos dedicamos al noble arte de curar, queremos que las cosas salgan bien. Estudiamos, nos formamos y especializamos, hacemos cursos de actualización para garantizarles a nuestros pacientes la mejor atención. Aunque en el sistema público no siempre contemos con todos los recursos.

Si te pongo un suero, no te estoy faltando el respeto, estoy impidiendo que si tenés una hemorragia, entres en shock hipovolémico.

Si te doy medicación, es porque es necesaria.

Si te rompo la bolsa, es porque es importante conocer el color del líquido. Nos da información de cómo la está pasando el bebé en la panza.

Si te digo que necesitás una cesárea, no es porque ´te quiera sacar de encima rápido´. Yo acá tengo que estar 24 horas. Es porque intento, en el mejor de los casos, evitar complicaciones. En el peor, salvar tu vida y la de tu bebé.

El embarazo y el parto son hechos fisiológicos, es cierto. Pero rápidamente, de un momento a otro, pueden convertirse en patológicos y potencialmente mortales.

Contar con un hospital, con equipo entrenado, con anestesia, con un quirófano, es un privilegio. Privilegio que nuestras antecesoras de siglos pasados no pudieron gozar. Durante siglos las mujeres murieron de complicaciones en el embarazo y en el parto. Ellas no tenían la chance de elegir.

Mi cuerpo, mi parto, ¿mi decisión?

No se trata de tu cuerpo: está tu hijo en el medio.

¿Mi parto? No sos la única protagonista, en realidad sos apenas un personaje secundario, el protagonista es él.

¿Tu decisión? No tenés la formación para saber cuando está en riesgo tu vida ni la de tu bebé.

Primum non nocere. Primero no dañar. Nosotros lo sabemos. Ustedes también tienen que saberlo".