Anahí estaba en su departamento del quinto de piso de Salta 2141 cuando de desató la trágica explosión. Se cayó y se golpeó, pero pudo incorporarse. Se encontró con humo, calor y vacío: faltaban algunas paredes. Se dirigió hacia el living, se asomó por una ventana y pidió desesperadamente auxilio a los Bomberos. Su imagen recorrió el mundo; hoy se recupera favorablemente y puede contarlo.

“Estaba muy entera y muy lúcida, viendo cómo se había derrumbado la parte de atrás del edificio. Me podía mover en muy poco espacio. El humo me asfixiaba, eso era lo peor, junto al ahogo y las asfixia”, relató este viernes la mujer desde su cama en el Sanatorio Parque. Es un testimonio de las dos caras de la tragedia.

Aún internada, pero con fuerza y esperanza, recibió a El Tres y aseguró que “tenía la sensación de que si me acercaban algo podía moverme y salir. Miraba y abajo me pedían que no me tirara y eso nunca se me pasó por la cabeza. Yo sólo pedía agua y que se apuraran”.

“El humo me ahogaba, el calor me quemaba”, recuerda. Pero insiste: “Estaba muy lúcida, tenía todos los sentidos puestos en poder salir de ahí”.

“Cuando sacaba el cuerpo afuera, me venía aire fresco y ver que los bomberos estaban ahí me daba fuerza. Ahora quiero encontrarme con ellos, con los dos que se arriesgaron tanto para sacarme de ahí. Ahora entiendo que ellos arriesgaban la vida como yo”, señaló.

Anahí, que agradeció el trato y la solidaridad “de la gente”, se mostró triste por la gente que sabe que “no está” y rogó porque “no dejen de buscarlos”.