Desde hace varios años Rosario vive el calor al ritmo del río, sus playas y paradores. Para quienes aman la actividad náutica, la temporada pasada estuvo marcada por la sostenida crecida que anuló playas, complicó clubes y sacó de servicio a varias guarderías de la región, en el que fue uno de los peores veranos de las últimas décadas.

Si se toma como referencia el fin de semana pasado, la nueva temporada promete revancha. Sábado y domingo ofrecieron la combinación perfecta de cielo despejado, altura del río ideal y temperaturas altas, aunque no sofocantes. Todo sazonado con la dosis justa de viento. Una receta que puso a prueba la infraestructura de servicios relacionada a la actividad náutica.

Como caso testigo, en la guardería Tifón se botaron más de 800 embarcaciones en la suma de los dos días. “Son números muy importantes. Además de ser la guardería más grande de la región, con cerca de 1.100 embarcaciones guardadas, este fin de semana operamos un número de lanchas que equivale al 75% de ese total.

Una cifra que supera ampliamente las estadísticas mundiales”, expresaron los responsables de la guardería, confirmando guarismos que anticipan una temporada de alta demanda. “Sabiendo que este verano sería muy diferente al pasado, dedicamos todo el invierno a prepararnos para el desafío con una estrategia que trabajó en tres ejes: hicimos re-ingeniería de nuestros procesos operativos, aplicamos tecnología de vanguardia y entrenamos al personal en este nuevo paradigma. La primera prueba fue sorteada con éxito el fin de semana pasado”. 

Efectivamente, Tifón desarrolló durante el invierno un sistema que coordina la posición de guardado dentro de sus naves, el etiquetado e identificación de las embarcaciones con códigos QR mediante tablets conectadas al sistema de check-in electrónico en sus puentes grúa. “En la práctica, este sistema hace que el usuario ingrese los datos de su embarcación en las pantallas táctiles del mostrador de ingreso y esa orden llegue directamente a la tablet del operador del puente grúa. A su vez, el sistema indica al operador la posición exacta de la embarcación dentro de las naves, que este confirma leyendo el código QR etiquetado en la lancha antes de comenzar la operación de botado. El proceso gana en eficiencia y resulta en una importante reducción de los tiempos. Es decir, un mejor servicio para el usuario. Todo el proceso demandó una importante inversión en desarrollo y capacitación que nos prepara para una temporada que viene bien fuerte”.

Los pronósticos indican que el verano pondrá a prueba la infraestructura de servicios náuticos de la ciudad, que ya comienza a prepararse para una temporada bastante diferente a la anterior.