Resulta suficiente repasar algunos de los sitios web más renombrados del sector tecnológico (The Verge, Engadget, Phone Arena, por mencionar algunos) para advertir un hecho incontrastable: que un abrumador número de publicaciones sienta bases en filtraciones y no en anuncios o datos de carácter oficial. De este modo, en los titulares abundan los verbos en condicional; por ejemplo: “El próximo iPhone contaría con…” o “El Galaxy S9 llegaría al mercado sin…”.

El universo de los leaks es tan prolífico que incluso tiene sus propias figuras. La gran estrella de los goteos tecnológicos es Evan Blass, mejor conocido por su nombre en Twitter, @EvLeaks, cuya historia y salida a la escena pública repasamos en esta nota de DonWeb.

Y en el último tiempo han aparecido otros como @OnLeaks, que se distingue por publicar ocasionalmente diseños tridimensionales de productos en base a las informaciones que él mismo filtra. El listado es profuso, e incluye a ciertos editores de publicaciones relevantes, como es el caso de David Rudock de Android Police, que usualmente divulga datos sobre productos de Google mucho antes que los de Mountain View lo hagan oficialmente.

Así, los interesados por la tecnología podemos espiar las eventuales características de productos que aún no han sido presentados en el mercado en forma oficial. En algunos casos las predicciones fallan, pero en muchas ocasiones poco queda por revelar al momento de los anuncios. Ahora bien, ¿cuáles son las fuentes que alimentan a las filtraciones y a los propios filtradores? Podemos resumir la escena en 4 patas fundamentales. Veamos.

Los empleados indiscretos son una de las principales grietas por las cuales se filtran informaciones del sector tecnológico. Si bien muchas compañías del sector imponen estrictas normas de confidencialidad durante los procesos de fabricación, los goteos son simplemente incontenibles. Esas clásicas “fuentes cercanas a la industria”. En este enlace es posible ser testigos de uno entre los muchísimos casos: al interior de una planta en China, una mano indiscreta grabó videos que mostraron la línea de producción de los iPhone que Apple reveló en septiembre, tiempo antes de la presentación oficial.

Hay otros caminos para espiar cuáles serán las características de un dispositivo que aún no fue presentado, incluso mucho antes de los anuncios oficiales. Un clásico son los documentos que aparecen en entes de certificación oficial, como TENAA en China y la FCC de Estados Unidos. En cierto grado, es inevitable que esto ocurra: los fabricantes deben presentar allí sus productos antes del despliegue comercial de los mismos. Aquí y aquí podemos ver algunos casos entre los tantos. De estas fuentes también se alimentan los leaksters que antes mencionamos.

En este mismo terreno -en el de la anticipación- podemos mencionar la aparición de fundas que muestran algunas de las características de los dispositivos que llegarán al mercado. Por ejemplo, un fabricante de teléfonos debe contar a un fabricante de fundas cómo será su próximo smartphone, para que ambos productos vean la luz conjuntamente. ¿Qué ocurre? La funda aparece antes del anuncio oficial, como ocurrió hace un tiempo con el LG G6, por mencionar un caso.

Y más: hay patentes que presentan los fabricantes, aunque en muchas ocasiones se trate de productos que jamás llegarán al mercado, o que lo harán aunque con características muy diferentes a las que allí se detallan. Por traer un ejemplo, gracias a patentes presentadas por Samsung antes las autoridades competentes pudimos espiar cómo luciría (¡sí, también tenemos que utilizar el condicional!) el prometido smartphone flexible que verá la luz en 2018.

El cuarteto se completa (o casi) con las pruebas de rendimiento. Se trata de testeos de productos que aún no salieron a escena oficialmente, pero cuya performance es puesta a prueba en plataformas célebres en estas arenas como GFXBench o AnTuTu. Decíamos que el cuarteto de las fuentes preferidas por las filtraciones tech “casi” está completo, pues resta mencionar a una figura ineludible en este ámbito.

Si bien es cierto que las compañías establecen estrictas normas de confidencialidad respecto a sus desarrollos aún no anunciados, ¿qué mejor forma de publicitar un producto que inundar la web con informaciones sobre el mismo? Y lo mejor para ellos: la publicidad es gratuita, aunque no siempre se ajuste a la realidad.