Como rutina, los diabéticos tienen que vivir pendientes de las inyecciones de insulina debido a que su páncreas no la puede generar de forma natural. La enfermedad provoca que su sistema inmune destruya las llamadas células islote, que permiten que el páncreas produzca esta hormona que regula el nivel de glucosa en la sangre.

Esta dependencia puede acabar en el futuro gracias a los resultados de una investigación publicada en la revista Nature Communications y comunicada en el portal noticiasdelaciencia.com. Científicos del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular en Berlín (Alemania) han modificado genéticamente células tomadas del hígado para que actúen como estas células islote.

El objetivo se ha cumplido gracias a la modificación de un solo gen, el TGIF2, que se encuentra activo en el tejido del páncreas pero no en el hígado.

La bióloga molecular española Nuria Cerdá-Esteban, investigadora del equipo de Spagnoli y autora principal del estudio, realizó pruebas en ratones, y observó que las células del hígado se comportaban como células pancreáticas al recibir copias del gen TGIF2.

Los resultados muestran como tras la intervención los niveles de glucosa en la sangre de los roedores mejoraron de forma natural. Las células modificadas estaban asumiendo la función de esas células islote perdidas.

Con estos datos, la siguiente línea de actuación es intentar aplicar el éxito en pacientes humanos, aunque aún queda camino por recorrer.