Los nacimientos con bajo peso pueden provocar en los niños problemas de salud irreversibles. Para saber cómo prevenirlos, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudiaron, entre 2013 y 2014, cientos de casos de dos hospitales de la ciudad de Santa Fe y notaron que el bajo nivel educativo de la madre y la precariedad laboral familiar eran dos factores que se repetían.

El trabajo fue encarado por un equipo encabezado por Juan Carlos Bossio y Sergio Arias, de la Cátedra de Epidemiología y Salud Pública de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL, que en 2009 analizaron datos por medio de la distribución geográfica de casos de nacimientos con bajo peso en la ciudad de Santa Fe. La idea era identificar los lugares con más riesgos de nacimientos con bajo peso y los lugares con mayor número de nacidos vivos con bajo peso; un estudio que podía servir para orientar acciones. En 2013, ampliaron el relevamiento e incluyeron datos de los hospitales “José María Cullen” y “José Bernardo Iturraspe”. Bossio y Arias querían saber cuáles eran las características de las madres y los determinantes del bajo peso de los chicos al nacer, además de su evolución, ya que así se pueden planificar acciones preventivas.

Los riesgos del bajo peso al nacer residen en que los bebés son más proclives que los de peso normal a tener problemas médicos y complicaciones del desarrollo. Corren mayores riesgos de desarrollar problemas de respiración (hipoglicemia), ictericia, anemia y problemas cardíacos, entre otros.

Entre octubre de 2013 y septiembre de 2014 los investigadores siguieron 525 nacimientos, de los cuales 189 correspondían a la maternidad del Iturraspe y 336 eran del Cullen, ambos de la ciudad de Santa Fe. Del primer nosocomio tomaron 61 casos de recién nacidos con bajo peso y 128 casos de niños con peso normal, que sirviesen como controles. Del Cullen captaron 114 casos de bajo peso y 222 controles. En total fueron 175 casos y 350 controles.

Entre los principales resultados, el grupo encontró que la distribución de los determinantes de bajo peso al nacer que se estudiaron es similar entre los casos incluidos y lo registrado para la provincia de Santa Fe en 2012. “Estudiamos la edad de las madres, estado civil, nivel educativo y situación laboral de ambos padres. Encontramos una asociación entre nivel educativo precario de la madre y situación laboral de desocupación con el bajo peso al nacer. Cada mujer en un hogar con situación laboral de desocupación tiene cerca del doble de riesgo de tener un niño con bajo peso en comparación con aquella que vive en un hogar asalariado. Además, posee un 60% más de riesgo si tiene estudios primarios incompletos. Es algo que figura en la bibliografía, ya que se sabe que la condición social influye en la posibilidad de bajo peso del hijo”, indicó Arias.

En el trabajo también evaluaron la salud de las madres; datos como, por ejemplo, el índice de masa corporal antes de quedar embarazadas. “Es una variable que nos mostró que hay muchísimo riesgo si hay un índice de masa corporal compatible con desnutrición: esas mujeres tenían tres veces y media más posibilidades de tener hijos con bajo peso”, según Bossio.

También observaron que las madres que anteriormente habían dado a luz niños con bajo peso al nacer también tenían tres veces y media más probabilidades de tener otro niño con ese problema. “Además, las mamás a las que se le murieron hijos antes, tenían el doble de probabilidades de tener un hijo con bajo peso”, detalló.

Por otro lado, chequearon cuántas de las mujeres con hijos con bajo peso padecían hipertensión, pero fueron pocos casos. También encontraron que las que tenían hijos muy seguidos tenían más probabilidades de tener bebés con bajo peso. “También analizamos los antecedentes de cada embarazo en particular: si la ganancia de peso durante el embarazo era baja, la probabilidad de bajo peso en los hijos era alta; si padecían hipertensión y preeclamcia, tenían 10 veces más chances. Otro factor importante era la infección urinaria”, describió Arias.