La semana pasada la Secretaría de Comercio que conduce Guillermo Moreno había anunciado un paquete de pescados a precios accesibles para que todos pudieran disfrutar de la comida típica de la Semana Santa. No obstante, desde la Fundación Vida Silvestre revelaron que cada vez es más raro encontrar merluza en las góndolas por un sencillo motivo: a los empresarios no les cierran los números. De este modo, cuestionaron la política oficial sobre los recursos naturales, la cual se rige no por una decisión de Estado, sino por los caprichos del mercado.
El responsable del Programa Marino de la ONG, Guillermo Cañete, criticó por Radio 2 el modelo pesquero nacional que no sigue un principio rector, ni mucho menos respeta consideraciones ambientales. En tal sentido, le recordó al conductor de A Diario, Alberto Lotuf, que el año pasado habían pedido que se dispusieran capturas máximas permisibles, las cuales eventualmente se dieron, pero no por una decisión oficial, sino por el conflicto gremial que mantuvo cerrado el puerto de Mar Del Plata por casi tres meses.
De este modo, llamó la atención sobre la falta de una política pública que administre con responsabilidad los recursos naturales del país y no se deje llevar por la mano invisible del mercado.
“La pesca le ha dado una pequeñas vacaciones a la merluza –insistió sobre la carne prometida por Moreno–, pero no por una determinación política sino porque los números no cierran por un combo de costos internos”. Así las cosas, Cañete justificó los altos precios de este pescado que ahora el funcionario quiere tirar para abajo durante las festividades religiosas. La regla es simple, con poca oferta, el precio sube.
“Pero la merluza sigue ahí”, apuntó el activista a modo de advertencia: sólo resta que las perspectiva empresariales mejoren para que los buques pesqueros se hagan a la mar y en poco tiempo traten de recuperar todo lo que perdieron.
El responsable del Programa Marino de la ONG, Guillermo Cañete, criticó por Radio 2 el modelo pesquero nacional que no sigue un principio rector, ni mucho menos respeta consideraciones ambientales. En tal sentido, le recordó al conductor de A Diario, Alberto Lotuf, que el año pasado habían pedido que se dispusieran capturas máximas permisibles, las cuales eventualmente se dieron, pero no por una decisión oficial, sino por el conflicto gremial que mantuvo cerrado el puerto de Mar Del Plata por casi tres meses.
De este modo, llamó la atención sobre la falta de una política pública que administre con responsabilidad los recursos naturales del país y no se deje llevar por la mano invisible del mercado.
“La pesca le ha dado una pequeñas vacaciones a la merluza –insistió sobre la carne prometida por Moreno–, pero no por una determinación política sino porque los números no cierran por un combo de costos internos”. Así las cosas, Cañete justificó los altos precios de este pescado que ahora el funcionario quiere tirar para abajo durante las festividades religiosas. La regla es simple, con poca oferta, el precio sube.
“Pero la merluza sigue ahí”, apuntó el activista a modo de advertencia: sólo resta que las perspectiva empresariales mejoren para que los buques pesqueros se hagan a la mar y en poco tiempo traten de recuperar todo lo que perdieron.