Los chanchos no sólo vuelan, sino que también, nadan. Muy lejos de la liturgia floydiana, Huang Demin, un granjero chino, le permite a sus cerdos retozar en el agua porque, dice, así crecen más rápido y son más sanos.
El chiquero de Denim está emplazado en el pueblito de Guashan, en la provincia de Huan, zona central de China. Allí, no sólo él, sino otros criadores les enseñan a sus porcinos a nadar.
Los granjeros aseguran que, además de las ventajas que reporta el ejercicio para todo ser viviente, con el movimiento, la carne se vuelve más sabrosa.
Como en la mayoría de los emprendimientos reside una razón económica, los criadores logran comercializar la carne de los chanchos nadadores a un precio tres veces mayor que la de los porcinos comunes.