San Nicolás es una ciudad muy cercana; 60 kilómetros nos separan de esta gran ciudad de la provincia de Buenos Aires. Ciudad en la que el doctor Carlos Pizzo eligió como lugar para llevar adelante el llamado Instituto de Terapia Radiante San Nicolás.

- ¿Un Instituto de esta naturaleza exige una adecuación tecnológica constante?

Sí. En radioterapia necesitamos recursos humanos altamente preparados y una tecnología al día. Dos recursos que van de la mano. Y San Nicolás, por sus dimensiones y su densidad poblacional, necesitaba de un equipamiento nuevo para atender sus necesidades. En esto últimos 10 años se ha avanzado en esa materia. Y con un gran esfuerzo logramos traer un equipo cuyos aceleradores lineales para uso médico, han incorporado tecnología capaz de administrar haces de tratamiento de intensidad modulada, IMRT, de una manera muy simple que incluye medir las radiaciones y controlarlas con tecnología adicional de vital importancia para el logro de los objetivos que nos fijamos.

Esto nos ayudó a posicionar a nuestro Centro comparable a cualquier centro importante de las grandes ciudades. En nuestro Instituto podemos realizar todos los tratamientos de radioterapia con todos los avances que se ofrecen en el mundo”.

-¿Ustedes trabajan con la derivación que les hacen otros profesionales?

Sí. Ese es el modo de trabajo.

-De todos modos, el paciente que recurre a ustedes, necesita contención cuidado y orientación ya que pesa sobre ellos un diagnóstico que les preocupa; ¿qué es lo primero que ustedes hacen cuando llega ese paciente?

-Lo primero es una entrevista personal con el paciente y su familia. Preguntamos, pero, sobre todo, escuchamos la historia de su enfermedad relatada por él. Vienen con historia clínica y estudios y una nota de su médico tratante que le ha detectado algo que no está bien.

El paciente que nosotros recibimos es una persona preocupada por la incertidumbre que le despierta lo que tiene y siente necesidad de ser escuchado y contenido; para lo cual nos aprestamos a escucharlo e interpretar su sentir y su decir. Una vez con todos los elementos y luego de que él nos haya contado todo: sus dudas, sus miedos, sus deseos, tratamos de aclararle esas dudas e invitarlo a que confíe en nuestro trabajo de equipo.

“Tumor” es una palabra muy difícil para quien ha tenido ese diagnóstico y cree que su vida está “jugada”.

Es como recibir no una noticia sino un mazazo; y al ir a ver al especialista se plantea para qué viene con lo que ya tiene. Y, sin embargo, hoy podemos afirmar, si bien todos los casos son diferentes, podemos afirmar que el 50% puede llegar a tener resultados exitosos.

Por eso juzgamos importantes las campañas preventivas, la comunicación sobre la consulta temprana para detectar el problema antes incluso que lleguen a manifestar su síntoma; esto nos marca que estamos en las etapas tempranas y en éstas se logran buenos pronósticos y buenos resultados.

De todos modos se debe evaluar caso por caso porque no hay enfermedades sino pacientes que sufren una determinada enfermedad.

En la primer consulta escuchamos al paciente, tratamos de comprenderlo y contenerlo, tanto a él como a la familia. Analizamos y estudiamos todos los estudios que nos traen. Recibimos el informe del médico derivante, con toda esa información evaluamos primero si el paciente es pasible de la indicación de la radioterapia; de ser así le comentamos qué tratamiento va a recibir, en qué consiste y los resultados que nuestra experiencia nos indica como satisfactorios.

Con la radioterapia la gente se ha quedado con una imagen antigua. Cuando comenzó a practicarse se conocía muy poco sobre oncología y se utilizaban aparatos muy elementales. Se carecía de experiencias habiendo pocos estudios de evaluación se avanzaba en un terreno poco conocido.

Hoy en día esa etapa fue ampliamente superada. Hoy tenemos tratamientos con muy buena tolerancia con menos efectos colaterales; se ha adquirido mayor precisión en las dosis y aparatos más precisos y confiables. Disponemos una tecnología muy sofisticada que nos permite ir evaluando el tratamiento y al paciente. Tenemos la ayuda de las imágenes que nos permiten proteger a los tejidos nobles al dar las dosis adecuadas, para evitar que sean afectados por las radiaciones. Los equipos de rayos modernos son tan precisos que trabajan sobre el foco con un margen de 1 a 2 mm de tolerancia.

La radioterapia es un tratamiento muy efectivo, complementario de la cirugía y asociado a tratamientos con quimioterapia; es decir, el tratamiento con medicamentos oncológicos.

Esto exige un abordaje multidisciplinario de cada caso; trabajamos con el oncólogo clínico, con el cirujano y con el resto de los especialistas del equipo de salud.

Una vez que tenemos toda esta etapa muy en claro, el paciente inicia un tratamiento que es ambulatorio, en nuestra experiencia hemos visto que es una ventaja; ya que el paciente puede seguir haciendo una vida “normal”.

Cuando comenzamos a tratar a un paciente, nuestro objetivo es la calidad de su vida e ir controlando a la enfermedad. No debemos agregarle molestias con el tratamiento lo que nos obliga a actuar con equilibrio.

Tratando de controlar el dolor y la angustia del paciente; lo que implica tener mucho mayor contacto con el paciente.

Los resultados hoy pueden considerarse muy buenos ya que están acompañados de abundante oferta de fármacos efectivos, de mucha y buena medicación anestésica; hoy hay mucho aporte nutricional; ha avanzado mucho la medicina paliativa; todo lo cual lleva al confort del paciente.

Es el equipo de salud acompañando al paciente para que consiga alcanzar buena calidad de vida mientras transita por el desafío de enfrentar a su enfermedad.

CARLOS PIZZO, médico oncólogo | Matrícula 8971 | Instituto de Terapia Radiante San Nicolás
Belgrano 477 San Nicolás - Buenos Aires |  Web: http://www.itrsn.com.ar
(0336) 442 – 6057 y (0336) 443 - 4661