Sin lucir. Con un trabajo colectivo parejo, sin perder el orden pero sin estridencias futbolísticas. Con mucha garra y con la creación de Ignacio Scocco, que cuando el partido se moría en el 0 a 0 generó la jugada del penal y se encargó de convertirlo; con todo eso, Newell’s le ganó a Quilmes 1 a 0 y se regaló un triunfo vital en el debut para recuperar la confianza.

Es que este plantel, que ha tenido el refuerzo de siete nuevos jugadores pero conserva la raíz y el cuerpo técnico, arribaba presionado por la eliminación en Copa Argentina a manos de Deportivo Morón y con los últimos malos torneos a cuestas. Por eso, era clave arrancar el nuevo torneo con el pie derecho, sobre todo porque la semana que viene no habrá actividad.

Lo ganó por la mínima gracias a la conquista de Nacho, que a los 40 minutos y cuando su equipo jugaba con uno menos por la expulsión ( a los 24 minutos de esa misma segunda etapa) de Diego Mateo por doble amarilla, inventó una apilada personal por la izquierda y recibió la torpe falta de Coria. Su remate seco y a rastrón le dio el éxito a los del Parque.



En primer tiempo fue Quilmes el que dejó la mejor impresión y que contó con la chance más clara de gol: un cabezazo que Pocrnijc atajó de manera milagrosa, ayudado por el travesaño. De todas maneras, Scocco también contó con una ocasión inmejorable que el arquero Rigamonti le sacó a puro reflejo, luego de una peinada de Domínguez. Al descanso se fueron con la sensación de que a la Lepra le faltaba mucho para dominar.

En el complemento, al Rojinegro le siguió costando manejar la pelota, con la lentitud de Quignón, el flojo trabajo de Formica y la escasa producción de Maxi Rodríguez, que estuvo apagado, pero así y todo generó las chances más nítidas de gol. El panorama se oscureció cuando a Mateo lo terminaron expulsando por cometer una infracción en la posición de lateral que le valió segunda amarilla. Faltaban 20 minutos y la Lepra se quedaba con uno menos.

Pero el cervecero no supo cómo hacer pesar la supremacía numérica. Y nunca halló la llave para poner en jaque a Pocrnijc. Incluso, antes del penal, Scocco también tuvo una posibilidad clara (de palomita, que detuvo Rigamonti). Hasta que el 32 sacó un conejo de la galera, Coria se comió el truco y el propio Nacho estampó el único tanto de la tarde. Un gol que vale mucho más que tres puntos: porque la victoria genera confianza y le puede servir al equipo como trampolín para empezar a construir un futuro más venturoso.