Kilómetros de ruta hasta la próxima parada. La letra de “Ruta”, de La Portuaria, cobra otro sentido cuando el viaje se realiza en moto y la distancia entre la partida y el descanso es de 7300 kilómetros.
Elías Sánchez, de 24 años, y su novia Alejandra Pedroletti, de 26, emprendieron su road trip rumbo al Machu Picchu en una Honda 400. El periplo, que se extendió por 21 días, comenzó en Rosario.
Si bien la pareja tenía un mapa previo, el trazado contemplaba la sorpresa entre las previsiones.
“Definís la ruta y después vas viendo dónde se hace más larga la parada”, explicó Elías, en diálogo con A Diario (Radio 2).
“En una moto es medio impreciso el recorrido. Vas viajando y cuando te agarra la noche, parás. Tenés que ir tomando lo que el viaje te da”, agregó Sánchez.
Quien ofició de conductor durante todo el andar aseguró que a la moto “la compró por razones de independencia y movilidad” y que la elección estuvo relacionada con un viaje previo –también en dos ruedas– al Bolsón.

“La cambié un poco movido por la curiosidad de querer conocer un poco más.Con una moto más grande, se piensa más lejos”, avanzó el futuro Ingeniero Industrial: "Me falta una materia".
Al ser consultado sobre si hubo algún entrenamiento previo para la empresa, Elías respondió: “Aunque somos deportistas, no te voy a negar que no tenés dolores. Los sufrís en la espalda y el el cuerpo”.
Si bien el entorno se experimenta a pleno y no a través de un vidrio o recortado por una ventanilla, el disfrute también puede generar alguna complicación.
“Nos agarró una lluvia en Perú. No había alojamiento y tuvimos que parar en la casa de una familia quechua ganadera”, reseñó Elías, entre los imprevistos.
Además, apuntó que el cruce del desierto de Atacama, en Chile "fue el momento más difícil": "Había viento cruzado y no podía ir a más de 60 o 70 kilómetros por hora. No la pasé mal, pero fue tenso”, recordó.

La ruta de salida unió Salta, Jujuy, Chile –hasta el océano Pacífico– y de allí a Perú, con escalas en Arequipa y Cuzco. A vuelta, recortó fotos en Bolivia y Jujuy.
De regreso al llano y la rutina, Elías no negó las ganas emprender un nuevo viaje, auque fue cauto sobre la posibilidad de compartir la experiencia. "No creo que me acompañen", bromeó