Un grupo de científicos argentinos descubrió un mecanismo de 'resiliencia' o resistencia cerebral durante la gestación que protegería a las niñas del autismo, lo que permite identificar pistas biológicas para entender por qué este trastorno tiene una incidencia 4.5 veces mayor en varones que en mujeres, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.

Este descubrimiento, que partió de la experimentación con ratones y sugiere una posible explicación para esa disparidad entre sexos, fue realizado por un equipo de especialistas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del CONICET.

“Comprender por qué las niñas tienen cierta protección frente al autismo, podría a su vez ayudar a pensar nuevas terapias”, sostuvo Amaicha Depino, investigadora del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE) que depende del CONICET y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA, consignó hoy la Agencia CyTA-Leloir, al reproducir los fundamentos del estudio.

El grupo de investigadores partió de una observación de la década del ‘90 que reveló que los hijos de madres con epilepsia que tomaban cierto fármaco anticonvulsivante durante el embarazo –el ácido valproico o VPA– desarrollaban un 'síndrome de valproato fetal” con comportamientos similares a los observados en individuos con autismo.

No obstante, en experimentos con ratones expuestos de manera prenatal al ácido valproico, los efectos no son iguales en uno y otro sexo: mientras las crías macho muestran niveles reducidos de interacción social, en las hembras esa alteración no se verifica, sostiene el estudio.

“Eso sugiere que en ellas podrían estar actuando mecanismos biológicos de resiliencia, es decir, respuestas compensatorias en las neuronas que regulan la sociabilidad”, dijo Depino, quien dirige el Laboratorio de Neurobiología del Autismo en el IFIBYNE, y participó en este trabajo que fue publicado recientemente en la revista “Psychoneuroendocrinology”.

En este marco, la científica añadió que "quizás eso explique por qué las niñas tienen menor incidencia de autismo".

Según la agencia especializada los investigadores estudiaron en los roedores el efecto de la exposición prenatal a VPA sobre la activación de las células de la glía, que son las que se encargan de dar sostén a las neuronas y defienden al cerebro del daño, y los resultados fueron sorprendentes porque observaron signos de inflamación sólo en la crías hembras, las 'protegidas', pero no en los machos.

"La glía podría mediar mecanismos compensatorios que eviten que se afecten las neuronas que regulan la sociabilidad”, interpretó Depino.

Según la investigadora, el conjunto de la evidencia sugiere que la inflamación podría tener un doble rol en la génesis del autismo: por un lado, podría promoverla en individuos susceptibles, pero también podría ejercer una acción protectora.

“Tenemos que estudiar cuándo hace una cosa y cuándo la otra”, dijo la investigadora tras precisar que “empezar a entender cuáles son los fenómenos que ocurren en los cerebros en desarrollo y que determinan los niveles de sociabilidad, permitiría desarrollar en el futuro terapias efectivas”, subrayó.