Hay personas -aunque no se sabe cuántas- que conviven con un pensamiento permanente: el temor a estar enfermas y a morir inevitablemente por esa causa. Aunque en su cuerpo no haya indicios claros de alguna dolencia, y sean sanos y rozagantes, cada paso dado (o que tal vez no se animan a dar) está atrapado en ese pánico.

El trastorno, cuyo nombre deriva del supuesto órgano del cuerpo donde creían en una época que se originaba -el hipocondrio, que es la zona situada en la región superior y lateral del abdomen-, es por cierto muy antiguo pero aún despierta misterios.

Las causas de la hipocondría aún son desconocidas, pero se sospecha que la personalidad, la crianza y la genética ejercen un rol determinante en su aparición.

Las principales manifestaciones de la hipocondría son:

 – Ansiedad o miedo intenso de tener una enfermedad seria.

- Preocupación de que síntomas leves sean indicadores de afecciones graves.

- Visitas frecuentes al doctor.

- Cambio recurrente de médicos.

 - Creencia de padecer una enfermedad luego de leer o escuchar sobre ella.

Tratamiento

El tratamiento de la hipocondría es complejo y puede ser abordado desde distintas áreas. En este sentido, por un lado, la psicotearapia suele ser de gran ayuda para superar esta afección. Esta facilita la identificación del comportamiento asociado con la ansiedad para luego poder eliminarlo. Por otra parte, también es frecuente que se acuda al uso de medicación, fundamentalmente antidepresivos, para eliminar los síntomas de la hipocondría.

Si queres prevenir esta enfermedad, tendrás que incorporar actividad física a tu rutina, evitar el consumo de drogas y alcohol y enfocarte en crear una relación de confianza con tu doctor. A fin de cuentas, como bien dice el dicho, siempre vale más prevenir que curar.