Desde el melón cuadrado de Axl Rose, los ositos de gelatina de Marilyn Manson y las 74 toallas (ni 72 ni 73, 74) que necesita Elton John en su camarín, ya ninguna petición de un rockstar a sus productores puede causar sorpresa, pero ¿quién se esperaría que Katy Perry, con su rostro tan angelical, pueda pedir que no le hablen? La nueva princesa del pop en realidad no es muy exigente con sus productores, pero sí es inflexible con su chofer; no quiere, bajo ningún concepto, que le dirija la palabra. Simpática la chiquita, ¿no?.

Así es, este pedido le valió entrar al ranking de la revista Rolling Stone sobre las diez condiciones más excéntricas de los músicos.

La vocalista del cabello siempre cambiante reserva toda su severidad para quien la lleva de aquí para allá. No quiere que le hablen, ni a ella ni a quien la acompañe; pero tampoco quiere siquiera que le dirijan la mirada por el espejo retrovisor. El celular, apagado por supuesto.