Médicamente el tatuaje podría definirse como una herida punzante en las capas profundas de la piel, que se rellenan con tinta. Esta herida se realiza penetrando la piel con una aguja e inyectando tinta en la zona, con la finalidad de crear un dibujo o diseño de carácter permanente.

Los tatuajes son permanentes porque son profundos: la tinta no es inyectada en la capa superior de la piel, denominada “epidermis”, cuya naturaleza es cambiante, sino que es inyectada en la segunda capa de piel, es decir, la dermis, la cual es recubierta por la anterior y es más profunda. Esta capa se caracteriza por tener células estables; de ahí el carácter de aparente perennidad del tatuaje en la piel.

Tener en cuenta a la hora del tattoo

La persona debe tener una entrevista previa con el tatuador donde deberá ser informada sobre las medidas higiénico-sanitarias que éste adopta en su lugar de trabajo (material desechable de único uso, mascarilla y guantes). Además, deberá ser asesorado sobre los cuidados posteriores.

Hay que tener en cuenta que puede ser peligroso realizar tatuajes en zonas enfermas de la piel, y aún más inapropiado que se tatúen diabéticos, hemofílicos o personas cuyas enfermedades provoquen un retraso o dificultad de la cicatrización, que tengan tendencias a la formación de “queloides” es decir, un tipo de cicatriz hipertrófica, abultada, por exceso de tejido cicatricial en el proceso de reparación de una herida.

Otra cuestión a tener presente es que las infecciones víricas son también comunes en las personas recién tatuadas. Las más habituales son las verrugas víricas y los herpes. 

Algunos elementos de los que se utilizan para conseguir las tintas que se inyectan pueden ocasionar alergia, con diversas consecuencias. Si se ha decidido hacerse un tatuaje en color, hay que tener en cuenta que el color rojo es el color más problemático, ya que sus componentes, como el óxido de hierro y los pigmentos de madera de sándalo pueden ocasionar alergias severas.

Si se sufre de alguna dolencia crónica y no se está seguro de si el tatuaje tendrá efectos nocivos en esas circunstancias, es recomendable consultar al médico habitual e informarse sobre los riesgos que puede ocasionar.

Hay que tener en cuenta también que un tatuaje en la zona lumbar impide poner en el futuro la anestesia epidural, que es la que se emplea en los partos y en las operaciones en las que se necesita anestesia parcial en la mitad inferior del cuerpo.

Una vez realizado el tatuaje hay que lavar la zona con jabón antibacterial y colocar crema hidratante. La persona tatuada no se podrá exponer al sol ni mojar durante aproximadamente un mes y, además, habrá que esperar cuatro meses para poder donar sangre.

Si se conocen todos los riesgos y se han tomado todas las medidas para prevenirlos, solo queda elegir el diseño y la zona del cuerpo donde se lo quiere lucir.

 

Fuente: ellahoy.es