En 1979, Año Internacional del Niño, presenté en Rosario el libro “Estimulación Temprana” (editado en 1978 por UNICEF). Fue parte de mis intentos para hacer que Jueces, Pediatras, Docentes y Padres comprendan como participan en la epigenética del ser que crece. Hasta ese momento no existían investigaciones que argumentaran científicamente, la influencia del entorno, medio ambiente, ecosistema humano o como quieran llamarlo, a la hora de activar o apagar genes. La repetida frase: “Lo que natura non da, Salamanca non presta”, justificaba absurdas discriminaciones y “bajadas de brazos” de quienes debían amar, educar, rescatar o juzgar a niños y adolescentes.
El film “El chico de la bicicleta” dirigido por los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne, ilustra fehacientemente, el compromiso de los adultos significativos para el crecimiento y desarrollo. La responsabilidad de todos a la hora de adoptar o castigar y abandonar en manos de los oportunistas que reclutan y explotan a seres tirados en el camino, como Cyril, el protagonista del film.
En el libro “Adolescencia: prólogo para una adultez entera” (1995), describí “la familia” y la cultura (suma de saberes y creencias), como una membrana con filtros que se abren y cierran, transportando alegrías y tristeza, éxitos y tragedias. El padre y los que funcionan como tales, son para el niño, el púber y adolescente, lo que la madre al lactante. El no da de mamar, pero su pecho y espalda, el amor que modifica hasta sus propias hormonas, como la oxitocina que se creía exclusiva de las madres; cambia las sinapsis y conexiones entre neuronas, la plasticidad cerebral (posibilidad de cambiar), y todo lo que comanda comportamientos y reacciones humanas. Del vínculo padre-hijo, cuyo eco pervive en nietos y bisnietos, como creyó Lamarck, depende la paz social. Por eso de estudiar el genoma, hoy se investiga el “epigenoma”.
De estos saberes nuevos, debieran apropiarse quienes deciden y definen quién es padre, si el que comparte el “ADN” o el nido, acompañando cada instante constructivo, asumiendo el rol de brújula para intrincados caminos, sembrando ideas, fantasías y sueños, alentando e irrigando las infinitas maneras humanas de transitar la vida.
El film explica el reciente hallazgo, de como lo adquirido obviamente se convierte en legítimo y “bio-lógico”, tan fuerte, como los genes a la hora de apostar a la vida, no a la muerte...
Mirta Guelman de Javkin
mirtaguelman@hotmail.com