Rusia conmemoró este sábado el 70° aniversario de la rendición de la Alemania nazi ante el Ejército Rojo, en la Segunda Guerra Mundial, con un imponente desfile en el que exhibió todo su poderío militar y que estuvo marcado por la ausencia de los principales líderes occidentales que rechazaron asistir en apoyo a Ucrania.

En el acto por el Día de la Victoria, unos 16.000 soldados y cerca de 200 piezas de artillería desfilaron a lo largo de la emblemática Plaza Roja, en Moscú, mientras que unos 140 aviones y helicópteros de combate sobrevolaron la ciudad dejando atrás una estela con los colores de la bandera tricolor rusa.

El desfile de este año fue el más importante desde la caída de la Unión Soviética en 1989 y el Kremlin aprovechó la ocasión para exhibir sus nuevas y modernas máquinas de guerra, que según habían anticipado medios rusos, obligarían al resto de los países a renovar sus equipos.

El Día de la Victoria es la fiesta secular más importante de Rusia, en la que se destaca tanto la victoria del emblemático Ejército Rojo sobre la Alemania Nazi así como también el papel de las fuerzas rusas como garantes de la paz y la seguridad.

En un discurso frente a los soldados y veteranos del conflicto, el presidente Vladimir Putin, consideró que "la carnicería de la guerra" puso en evidencia la necesidad de la cooperación internacional pese a que "en las últimas décadas hubo intentos de crear un mundo unipolar", en referencia a Estados Unidos.

Si bien Rusia considera que el pueblo soviético y el Ejército Rojo fueron los que frenaron a los nazis, Putin agradeció la contribución de la coalición aliada a la victoria.

La victoria "siempre seguirá siendo la cumbre heroica de la historia de nuestro país, pero recordamos también a nuestros aliados en la coalición antihitleriana. Agradecemos a los pueblos de Reino Unido, Francia y Estados Unidos su contribución a la victoria", señaló Putin citado por la agencia de noticias EFE.

Luego del desfile, se estima que unas 300.000 personas caminaron por las calles de Moscú portando fotos de quienes combatieron la "Gran Guerra Patria" contra el nazismo.

Al frente del llamado "Regimiento Inmortal", iba el presidente con un retrato de su padre, veterano naval.

"Soy muy feliz, ya que mi padre está conmigo, pues tengo su retrato en mis manos, y cientos de soldados pueden acudir hoy a la Plaza Roja, aunque sea en fotos de la mano de sus familiares", aseguró Putin a la prensa local.

Las celebraciones estuvieron marcadas por la ausencia de los líderes europeos, principalmente de la canciller alemana, Ángela Merkel, quien no obstante, acudirá mañana a Moscú y depositará, junto a Putin, una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido.

La frialdad de los líderes europeos es en respuesta a la crisis en Ucrania, donde desde marzo de 2014 las regiones orientales se levantaron en armas contra las autoridades surgidas de un golpe de Estado, y Occidente ha acusado a Rusia de apoyar a los rebeldes con armas.

En medio del conflicto en esa ex república soviética, la península de Crimea declaró su independencia de Ucrania y se unió formalmente a Rusia, despertando la ira de todo Occidente que respondió a Moscú con sanciones económicas que están afectando la economía del país.

Uno de los pocos líderes occidentales que acudió al desfile, fue el presidente de República Checa, Milos Zeman, sobre quien Putin destacó la capacidad para "defender sus posiciones y practicar una política independiente".

Tras reunirse en el Kremlin con su par checo, Putin aseguró que Rusia está dispuesta a restablecer plenamente sus relaciones con la Unión Europea.

"Desgraciadamente, hemos sufrido cierto descenso en los intercambios comerciales, debido a acontecimientos de sobra conocidos, incluidas las sanciones económicas mutuas", dijo Putin, según medios locales.

Por su parte, Zeman se mostró convencido de que las actuales sanciones de la UE contra Moscú por su injerencia en la vecina Ucrania "serán un asunto de corto plazo".

La ausencia de la mayoría de los líderes europeos no logró opacar la presencia del cada vez más estrecho aliado de Rusia, China, y de una treintena de dirigentes de países amigos.

El jefe del Kremlin estuvo flanqueado en la tribuna montada sobre el Mausoleo de Lenin por los presidentes de China, Xi Jinping, y Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, además de los líderes de Cuba, Raúl Castro; Venezuela, Nicolás Maduro, y países como la India, Sudáfrica, Egipto o Palestina, así como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El presidente chino fue el líder mundial más importante en asistir al desfile del Día de la Victoria y Putin tomó nota especial en su discurso del papel de China en la guerra, diciendo que al igual que la Unión Soviética "perdió muchos, muchos millones de personas."

El presidente egipcio, quien se reunió con Putin después del desfile, se hizo eco de un comentario que circula entre los rusos sobre que Occidente subestima el papel del Ejército Rojo en la contienda. 

"Nadie puede negar el papel que Rusia, la Unión Soviética, jugó en la lucha con el nazismo y la historia nunca olvidará", dijo.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien también se reunió con Putin después del desfile, quedó sorprendido por el "apoyo sincero" de los rusos al presidente.

Me alegra haber sido hoy testigo [del Día de la Victoria], haber visto las caras orgullosas de la gente que participó en el evento, no solo soldados, sino también de la gente sencilla, ver su compromiso con la paz", dijo Ban Ki-moon citado por RT.