Alberto Salcedo Ramos, maestro permanente de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), fundada por Gabriel García Márquez, vino a Rosario a dar un taller destinado a profesionales de los medios de comunicación. Además, brindará una clase pública titulada “La crónica en los tiempos de la cólera. O cómo sobrevivir contando historias en tiempos de la indignación exacerbada”, este viernes a las 11, en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR). El periodista habló con el programa A la Vuelta (Radio 2). Planteó críticas puntuales a profesionales de los medios y sugirió pautas de acción para retomar la naturaleza del trabajo periodístico que es “la reportería de calle”.

Dice Salcedo Ramos que Rosario le resulta “una ciudad bonita, muy agradable a la vista, con una atmósfera entrañable” y describe su caminata por la costanera del Paraná y la boga a la parrilla que almorzó este miércoles, como experiencias maravillosas que le han sentado muy bien.

Dirige varias maestrías de periodismo, como la del diario La Nación, en Buenos Aires, y la de la Universidad de los Andes. Dicta talleres de crónica en varios países y al referirse a Latinoamérica señala puntos de contacto en lo que define como “exacerbación”, esa suerte de enojo e indignación colectiva que caracteriza al actual clima de época.

“Un amigo mío compara Twitter con un bar de borrachos. Es un sitio donde la discusión pública se torna altisonante, intransigente; donde hay más ruido que argumentos”, afirma y alude a las quejas y críticas que proliferan en las redes sociales.

“Hay mucha gente que pelea en las redes sociales, donde hay una tremenda demagogia de la indignación. Todo el mundo posa de indignado y entra a las redes a presumir de superioridad moral. Dicen: “A mí me indigna Paulo Coelho”; “a mí me indigna Ricardo Arjona”; “a mí me indigna lo que dijo Maradona”; “estoy rabioso porque no sé quién ofendió a los animales”. Hay un montón de discursos de falsa indignación que pululan por acaparar la atención y el periodismo no puede caer en ese juego tonto en el que se pierde la comunicación con lo que cuenta, que es la vida real que está allá afuera”, apunta de entrada al tiempo que aclara que las redes sociales pueden ser una herramienta de trabajo o un medio para perder el tiempo, según el uso que se haga de ellas.

Hay mucha gente que pelea en las redes sociales, donde hay una tremenda demagogia de la indignación.

“Yo conozco algunos periodistas respetables que no están metidos en el pandemonium de las redes. Creo que al no meterse en las redes sociales, aunque pierdan capacidad de interlocución con algunos lectores que estarían encantados de hablar con ellos, preservan un tiempo mayor para dedicarse a lo que cuenta que es el trabajo periodístico”, dice en relación con el protagonismo que algunos periodistas tienen en Facebook o Twitter.

“El periodismo, lamentablemente, se ha dejado meter en esa marea y en los últimos años ha extraviado los papeles y se ha dejado imponer la agenda de la redes sociales. Los periodistas ya no están saliendo a la calle a buscar la información, sino que están entrando a las redes para ver qué dicen allí”, señala a modo de crítica y advierte: “Hemos dado un paso peligroso que está desvirtuando la naturaleza del periodismo que es la reportería en la calle”.

“Hemos dado un paso peligroso que está desvirtuando la naturaleza del periodismo que es la reportería en la calle”.

El rumbo del periodismo “en tiempos de la cólera”

En simultáneo con la irritabilidad colectiva que se explaya a su gusto en las redes sociales, Salcedo Ramos hace referencia a los usuarios que celular en mano registran sucesos y acontecimientos que luego publican en superposición, a veces, con el trabajo periodístico.

“Yo no sería partidario de censurar a nadie por el solo hecho de no ser periodista, pero sí creo que los periodistas deben preservar la integridad de su oficio, verificando la información y manteniendo la profesionalidad. Muchos periódicos entienden mal la forma de comunicarse con sus audiencias y promueven acciones populistas para llamar la atención de la gente. Entonces inventan una cosa terrible que se llama periodismo ciudadano y me parece un invento absurdo. Como si de pronto alguien por el simple hecho de tener un celular en la mano ya le da por posar de periodista”.

“Lo que viene, entonces, –afirma– es la necesidad de entender que no sobrevivirán los periodistas que desconfíen de la naturaleza de su trabajo. No sobrevivirán los periodistas que quieran parecerse a las redes sociales, sino aquellos que quieran volver al periodismo de siempre, que es el que mantiene el compromiso con la sociedad”.

En un mundo cruzado por un aluvión informativo, donde la sucesión de hechos perentorios suele relegar a los géneros periodísticos a lugares menos destacados, sobre el supuesto de que “la gente no lee”, Salcedo Ramos insiste en la necesidad de que los periodistas se alimenten de la coyuntura, pero no se queden sólo con ella.

“Hay que pensar en un periodismo que vaya más allá de la coyuntura, sin olvidar el compromiso con la coyuntura del momento. El periodismo tiene como materia prima la noticia, sin noticia no hay periodismo; pero debemos entender que lo que justifica la existencia del periodismo no puede ser únicamente el registro al momento de lo que está pasando. Se necesita, además, entender, analizar, contextualizar y sensibilizar a la gente para que sienta cercanos y propios ciertos problemas y ahí entran a jugar otros géneros. El periodismo no puede olvidar su esencia de combinar los géneros para que la información se le entregue al lector desde mayores flancos y él pueda hacerse a una conciencia mayor en relación con la realidad de su entorno”.

El periodismo no puede olvidar su esencia de combinar los géneros para que la información se le entregue al lector desde mayores flancos

“Yo siento que ése es el camino, el del periodismo de autor. Y cuando digo periodismo de autor no me refiero solamente a los géneros narrativos. Un periodista que investiga, que hace denuncias y maneja una agenda propia con base en eso, puede considerarse como un autor. Hoy los periódicos están en crisis, pero ciertos periodistas no. Hay muchos periodistas que me inspiran confianza, pero no todos los periódicos me la inspiran” subraya el docente.

Aunque su mirada sobre el ejercicio de la profesión es crítica, pone el énfasis en la expectativa de que pueda experimentarse un giro que devuelva al periodismo a su rumbo. “Tengo la ilusión de que el asunto no está perdido, de que se puede hacer algo, pero la pelea es individual. Yo no espero que el medio me salve, trato de hacer el trabajo creyendo en la dignidad del periodismo y aportando lo mejor que puedo. El medio que se salve a sí mismo; yo hago el trabajo con honradez, con entrega, con pasión y aspiro a que eso le porte algo a la sociedad. Si cada periodista piensa de esa manera, entre todos lo que están salvando es el priodismo”, remarca con convicción.

Me gustan los periodistas que buscan la verdad, pero no me caen bien los que creen que la han encontrado.

En relación con el fenómeno de la llamada postverdad, cuyo lema es: "No importa si es cierto, sino que se sienta cierto" y que lleva a miles de personas (algunas de ellas periodistas) a replicar falsedades como si fuesen verdades, Salcedo Ramos rescata a los buenos profesionales periodistas, los diferencia de los operadores mediáticos y pone el foco en la imprescindible búsqueda de la verdad. Para ello, cita a un colega y compatriota, Héctor Rojas Herazo, quien decía: “Me gustan los periodistas que buscan la verdad, pero no me caen bien los que creen que la han encontrado”.