De la mano de la impresora 3D, investigadores del Instituto de Industria (IdeI) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) desarrollaron un simulador de lesiones de mamas, diseñado especialmente para el tomógrafo por emisión depositrones (MAMMI PET) del Instituto de Oncología Ángel Roffo. Único en su tipo en América latina, este tomógrafo permite obtener imágenes útiles para la detección precoz o temprana de cáncer de mama, posibles tumores y también para el seguimiento de la respuesta de tratamientos y una evaluación de recurrencia de la enfermedad, según cuenta el portal argentinainvestiga.edu.ar

“Para obtener las imágenes se inyecta en los pacientes un trazador radiactivo, que es absorbido por las células y retenido por tejidos con un metabolismo más elevado de lo normal, como ocurre en muchos tipos de tumores malignos. Por eso, esta técnica puede ser utilizada para el diagnóstico de tumores, contribuir a la determinación de la ubicación, la extensión, el tamaño y el grado tumoral, así como en el seguimiento de su tratamiento”, cuenta a Argentina Investiga la bioingeniera Julieta Robledo, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Según datos del Instituto Nacional de Cáncer del ministerio de Salud de la Nación, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por tumores en mujeres en la Argentina. Esta enfermedad produce al año 5.600 muertes y más de 19.000 nuevos casos, lo que representa un 16,8% del total de incidencia de cáncer en nuestro país.

El simulador (o fantoma) construido en el Laboratorio de Ingeniería de la UNGS “es un recipiente cilíndrico, con una capacidad de 1.100 centímetros cúbicos, que representa el tejido mamario, donde se insertan tubos de distintos diámetros, llenos de una sustancia radiactiva, que simulan las lesiones” describe el físico Eduardo Rodríguez, director del área de Ciencias y Tecnologías Básicas del IdeI. 

El fantoma no se utiliza para hacer diagnósticos, sino que simula las lesiones. “Con este simulador podemos estudiar las diferentes características de desempeño del tomógrafo, principalmente las relacionadas al límite de detectabilidad de las lesiones, y optimizar los protocolos de adquisición y procesamiento de imágenes”, explica Robledo, quien se desempeña en el área de Física Médica del Centro Oncológico de Medicina Nuclear del Instituto Roffo, que depende de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y de la CNEA, donde se halla el tomógrafo. Entre sus tareas diarias se encuentra la realización de pruebas de controles de calidad que garanticen el correcto funcionamiento del equipamiento de medicina nuclear.