De acuerdo con la investigación de la Universidad de Ohio, comunicada a través de docsalud.com, la frustración acarrea múltiples problemas asociados a la ansiedad, como los trastornos del sueño y las fobias, pero también puede causar depresión.

Según reproduce el sitio Muyinteresante.es, en el estudio se analizaron los datos de 6.432 personas que empezaron a trabajar a partir de la década de 1980, y se les pidió que valoraran, entonces y ahora, cuánto les gustaba su empleo, con una puntuación del uno –como satisfacción mínima– al cuatro –como máxima–.

Con el paso de los años, se chequeó el estado de salud de los participantes y se comprobó que los peores indicadores de trastornos emocionales y mentales correspondían a quienes habían estado descontentos desde que empezaron su actividad. También la salud física se resentía, pero en menor medida.

Los problemas más frecuentes que reportaron los evaluados fueron dolor de espalda y resfríos frecuentes. En cambio, quienes habían sido más felices en el plano profesional no presentaban esas dolencias asociadas al trabajo.

Por su parte, las personas que habían ido de mayor a menor satisfacción registraban problemas de ansiedad, pero no trastornos mentales graves.

De estos datos, los investigadores deducen que estar a disgusto en el trabajo tiene un efecto acumulativo sobre la salud psíquica mucho mayor y más rápido del que se pensaba. De hecho, a los cuarenta años, comienza a aparecer un síntoma tras otro.