La tracción animal, conocida comúnmente como tracción a sangre, es una de las problemáticas más denunciadas por las protectoras y asociaciones de defensa animal no solo en el país, sino también en muchas ciudades de otros países sudamericanos.

Si bien en muchas ciudades, como sucedía en Rosario, existían desde hace tiempo ordenanzas y normativas que limitaban y prohibían el uso de animales como herramienta de carga a carreros, cartoneros y recolectores de residuos, la realidad mostraba en las calles una imagen distinta: la de caballos y burros tirando de pesados carros repletos de todo tipo de materiales.

Una de las primeras experiencias argentinas en prohibir esta práctica fue Río Cuarto, en el sur cordobés. La ciudad innovó ofreciendo a los ciudadanos dedicados a la recolección un motovehículo diseñado por una escuela local y denominado “zootropo”..

En 2010 se empezó a entregar unidades – a mediados de 2014 habían alcanzado ya las 30 - con capacitaciones a los “recuperadores urbanos” y exigencias de carnet, seguro y patente. La iniciativa se contagió en Córdoba capital, con “zootropos” para 50 recolectores de cartón del centro. Además, la Municipalidad cordobesa anunció recientemente que comprará 40 motocargas para una experiencia piloto que apunta a reemplazar gradualmente a los restantes carros tirados por caballos.

La idea llegó también a Paraná, donde en octubre de 2013 cambiaron ocho carretas y caballos por motocarros, con capacitaciones a los trabajadores, previo estudio de la situación. En Resistencia también hubo a mediados del pasado año un anuncio de entrega de 56 móviles.

En Bahía Blanca se anunció en agosto de 2014 la prohibición de esta práctica, así como en Tucumán a finales de año se presentó el programa “Primera sustitución de tracción a sangre”, que establecía el cambio de caballos y carros de madera por motocarros.

Sin embargo, aún son varias las ciudades donde la prohibición de la tracción a sangre quedó solo en el papel. Si en Rosario la ordenanza 8726 cumplió el pasado diciembre cuatro años sin hacerse completamente efectiva, en ciudades de Capital Federal la situación es similar.

En Quilmes una norma de 2012 tiene una aplicación demorada y parcial, con una fuerte oposición de las cooperativas. Hay un registro y horarios limitados de circulación para los carreros, pero la tracción a sangre sigue presente. También en La Plata es complicado el cambio, donde el decreto municipal 7.280 prohíbe la tracción a sangre desde 1969, pero en la práctica, son pocos los que cumplen. Hay secuestros y operativos, pero no una solución.

Voces contra la tracción

Las protectoras y asociaciones de derechos de los animales llevan años protestando y pidiendo a los gobiernos locales, provinciales y estatales la aplicación de las normativas y legislaciones relativas a esta práctica que sigue siendo común.

En relación a esta cuestión, el rosarino Leonardo Anselmi, conocido defensor de los derechos animales con residencia en España, creó la campaña Basta de TaS (Tracción a Sangre), con el fin de promover e impulsar acciones de los ejecutivos que terminen con el sometimiento de animales.

También se crearon en la plataforma de firmas Change.org varias peticiones de prohibición de la tracción animal, con cartas dirigidas a gobernantes, que numerosos vecinos y protectores firmaron esperando poder obtener suficientes apoyos para presentar solicitudes formales.

Según organismos oficiales con responsabilidad en el tema, se cifra en más de 200.000 en todo el país la cantidad de carreros, cartoneros y recolectores de residuos que hacen uso de animales para portar la carga.

En Rosario fue el 16 de diciembre de 2010 cuando se sancionó la ordenanza 8726, que abría un registro para la inscripción de recuperadores de residuos que hicieran uso de carros tirados por equinos. Una vez finalizada la inscripción, la Municipalidad tenía 90 días para presentar un plan de acciones que permitiera sustituir la tracción a sangre y elaborar propuestas que reemplazaran la actividad. Sin embargo, hasta este jueves no se impulsó ningún programa específico en esta dirección.

En los años posteriores, organizaciones defensoras de los derechos del animal reclamaron en varias ocasiones en las puertas de la Municipalidad exigiendo el cumplimiento de la ordenanza. Además, algunos ediles denunciaron también la falta de puesta en marcha de lo descrito en la norma, sin mayor éxito.

Este jueves llegó por fin el esperado anuncio para muchos ciudadanos y proteccionistas de esas propuestas que impulsarán el fin de la tracción a sangre en la ciudad.