Un hombre que tiene una escuela de canotaje fue atropellado el sábado cerca de las 20.30 por una lancha cuando remaba en el río Paraná, en la zona de Isla Verde. Angel Santos, conocido en el ambiente del río como Bin por su parecido con Bin Laden, sufrió heridas graves y debió ser internado en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. Los tripulantes de la lancha escaparon.

El impacto del choque de la lancha contra el kayak fue fortísimo. Según relató a Rosario3.com su nuera Sabrina, Santos sufrió fracturas expuestas que le dañaron seriamente ambas piernas y debió ser operado en el Baigorria. Este lunes estaba en un sala común, pero sufrió complicaciones respiratorios.

El hecho se produjo cuando la víctima llegaba de regreso a la isla, donde tiene una casa, tras cruzar con los alumnos de la escuela de canotaje. Lo esperaba su mujer que vio cuando la lancha impactó contra el kayak, a pesar de que su marido los vio venir y les empezó a hacer señas con el remo. En la lancha había unas cinco personas.

Sabrina relató que en la isla también había otro muchacho, de nombre Lucas, que junto con dos amigos escuchó los gritos del kayakista y salió con su lancha al río para buscarlo. En diálogo con El Tres, Lucas contó que Santos estaba flotando a la deriva. Cuando lo encontró, lo subió y lo cruzó con su lancha. Mientras, pidió por teléfono una ambulancia, que cuando llegó lo esperaba en la Rambla Catalunya y rápidamente lo trasladó al Baigorria.

El río ya no es el mismo

En el muro de Santos en Facebook (“Bin Os Ama”) hay expresiones de solidaridad de sus amigos.

Además, hay un texto de Gabriel Suárez que de alguna manera refleja lo que pasa hoy en el río Paraná, en las islas frente a Rosario:

“La verdad que estoy como el culo. Lo que le pasó a Bin me dejó impresionado y preocupado.

¡Estemos atentos y cualquier novedad sobre su estado vean de correr la voz! El kayakismo que acostumbrábamos a disfrutar ya murió. Lo mató el avance del consumismo hacia las islas. Todo pasa por ganar dinero. Eso parece que es lo único que importa. Hasta en el kayakismo, los más importantes referentes son los que lucran con él. Gran parte de la mierda de nuestra ciudad se contagió a las islas. La misma intolerancia y falta de consideración que vivimos a diario en el tránsito urbano se prolongó al parque náutico. Realmente estoy triste. Lo que podría ser una fuente de paz y reencuentro con lo natural para miles de conciudadanos se transforma en más de lo mismo. Más de la histeria urbana donde somos un rejunte de egoístas soledades donde nadie se preocupa por el que tiene al lado y solo piensa en su beneficio propio... ¡Están destruyendo un Paraíso!... y todos lo entienden, dicen «¡Qué cagada!», pero nadie hace nada... y muchos, cuando pueden, ven de sacarle algún rédito...”.