Una de cada ocho mujeres desarrollará en algún momento de su vida cáncer de mama, enfermedad que tiene una incidencia del 31 por ciento respecto de todos los tumores femeninos, por lo que los especialistas convocan a realizarse una mamografía anual a partir de los 35 años ya que la detección temprana implica grandes posibilidades de éxito en el tratamiento.

"Se estima que en el país se producen cada año entre 18.000 y 20.000 nuevos casos, lo que representa el 17,8 por ciento del total de incidencia de cáncer. Luego de Uruguay, la Argentina es el país de América con la tasa de mortalidad más alta, con 20,1 defunciones por cada 100.000 mujeres, mientras que sólo el 1 por ciento de los casos de cáncer de mama se presenta en hombres", afirmó Valeria Cáceres, jefa de Oncología Clínica del Instituto Ángel Roffo, en el marco del mes de sensibilización sobre la enfermedad.

La oncóloga explicó que entre las causas probadas de ese tipo de cáncer se encuentran el factor hereditario, responsable de entre el 5 y el 10 por ciento de los casos, y las terapias de reemplazo hormonal prolongadas durante la menopausia.

"El resto de las causas, como haber tenido la menstruación a edad temprana o no haber tenido hijos, están en discusión, pero no están probadas por estudios científicos", aclaró.

La especialista subrayó que "afortunadamente, si se detecta a tiempo existen amplias posibilidades de éxito en el tratamiento: aquellos tumores de menos de un centímetro tienen hasta el 90 por ciento de posibilidades de curación".

"Eso es particularmente importante, ya que en este tipo de patología el pronóstico está estrechamente ligado al momento de detección. Un diagnóstico temprano evita o disminuye en gran medida la realización de procedimientos quirúrgicos radicales, atenuando la repercusión psíquica y socio familiar que producen la enfermedad y su tratamiento", enfatizó.

Cáceres detalló que alrededor del 70 por ciento de los casos diagnosticados se deben a la consulta del paciente ante alguna sintomatología y no al diagnóstico temprano, por lo que "todavía no hay mucha conciencia sobre la importancia de la consulta regular".

"En cuanto a prevención, se recomienda realizar desde mamografías para la detección de lesiones tempranas o tumores no invasores, hasta el consejo genético a familiares de pacientes portadores de cáncer de mama", agregó.

En cuanto al tipo de test recomendado, remarcó la importancia del autoexamen mamario mensual a partir de los 20 años, el examen clínico mamario anual a partir de los 30 y la mamografía a partir de los 35. En aquellos casos que presenten antecedentes familiares de cáncer antes de los 50 años, las mamografías deberían comenzar 10 años antes de la edad a la que se presentó dicho tumor.

"Se sabe que una de cada ocho mujeres desarrollará ese tipo de cáncer en algún momento de su vida, es decir 80 cada 100.000 habitantes, y también hay estadísticas que demuestran que en los últimos años aumentó la incidencia de la enfermedad, lo que se adjudica en parte a un avance en la cantidad y calidad de las mamografías, pero también a cambios en hábitos de vida", señaló.

Por su parte Irene Marcet, presidenta del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma) y sobreviviente de la enfermedad, aseguró que "muchas mujeres demoran la consulta por ignorancia o por temor".

"Sabemos que más de un 40 por ciento no se realiza la mamografía anual. El miedo a la palabra 'cáncer' y el hecho de asociarla con la muerte, en muchos casos paraliza", apuntó.

Marcet, quien ingresó al Movimiento como paciente y se transformó luego en su presidenta, consideró que la tarea de concientizar a la comunidad "a veces se hace difícil, porque nadie quiere escuchar hablar de cáncer, como si de esa manera dejara de existir".

"Desde Macma no sólo brindamos contención psicológica y emocional a las mujeres que padecen la enfermedad, sino que además organizamos talleres, grupos de apoyo y ofrecemos mamografías gratuitas a quienes no tienen obra social", apuntó.

Cáceres comentó que "afortunadamente hoy existen nuevos tratamientos para el cáncer de mama, que se caracterizan por ser nuevas moléculas diferentes a la clásica quimioterapia".

"Son medicaciones específicamente dirigidas a bloquear un blanco específico en la célula tumoral, o bien moléculas que revierten la resistencia a la terapia hormonal. Esos agentes se aplican en enfermedad avanzada, pero dados sus excelentes resultados se están haciendo estudios clínicos también en enfermedad temprana", alentó la también directora de la carrera de Especialistas en Oncología de la Facultad de Medicina de la UBA.