Pasó otro Mundial de Asado y otra pobre actuación del equipo argentino, que en teoría no tendría que tener problemas para estar al menos en el podio. Esta vez se desarrolló en Gotemburgo, la fría ciudad sueca que poco tiene que ver con la cultura de la picadita, el buen vino y las carnes cociéndose al calor de las brasas.

De 53 participantes, el equipo argentino, identificado como “Fuegos de Oktubre”, quedó en el puesto 53. O sea, último. Pero no fue por ineptitud para sacar la carne a punto, sino por negarse a acatar las reglas de la competencia.

“Nos dijeron que teníamos que asar en los chulengos, que no podíamos asar en el piso, con nuestra parrilla, aunque nos lo permitieron después. También confirmamos que para ellos la carne vale sólo con salsa barbacoa y con más de 10 horas de cocción”, se excusaron los asadores en la red social Facebook.

“Frente a este dilema decidimos entonces hacer la nuestra, un asado a la Argentina, aunque implicara dejar de lado la competencia y las aspiraciones por ganar. Estamos últimos en las posiciones, fiel reflejo de nuestra elección”, agregaron los muchachos y muchachas de “Fuegos de Oktubre”.

Por último, señalaron: “Ni salsa barbacoa, ni chulengo. Un zarpado chimichurri, y fuego ardiendo en el piso para arrebatarle un poco el frío a este rincón del norte de Europa. Ojalá pudieran sentir la alegría que tenemos y el significado que tuvo para nosotros haber participado de esta experiencia”. Y remataron: ¡Que lindo ser argentino!”.

Pero eso no es todo; lo más humillante es que el campeón fue Gran Bretaña. La próxima, que llamen a “la mano de Dios” para manejar la parrilla.