Mauricio Cervigni es docente-investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Junto a Pablo Martino decidieron organizar una actividad dirigida a detectar signos de deterioro cognitivo en adultos de más de 50 años. El encuentro se desarrollará a lo largo de un mes en la Plaza Pringles.

¿Cómo nace esta actividad?
Desde el 2016 se inauguró el Laboratorio de Cognición y Emoción por Consejo Directivo de la Facultad de Psicología. En el 2017 tuvimos la intención de presentar un proyecto de investigación bastante más ambicioso que esta campaña, pero nos dimos cuenta de que era muy difícil dada la falta de recursos económicos y de personal formado. También teníamos poca infraestructura. Originalmente pensamos en un proyecto más ambicioso para diagnosticar en lugares de la tercera edad y poder intervenir en los mismos de ser necesario. Luego de analizarlo vimos que había cuestiones de infraestructura, dinero, logística, y decidimos ir paso a paso. Por ende, vamos a pensar algo más concreto, más alcanzable a corto plazo y en un futuro empezar a intervenir estos lugares de tercera edad.

¿Cuál es su objetivo?
Esta actividad se orienta a que los alumnos se integren a una campaña de prevención primaria. O sea cuando el problema no está declarado, sino tratar de alertar a la población sobre qué conducta tomar ante la posible inminencia de una enfermedad de este tipo. Uno puede tener antecedentes familiares, lo cual aumenta las probabilidades de desarrollar algún tipo de demencia.

¿En qué consiste?
Lo que hacemos es tomar una prueba que se llama Minimental, que da un pantallazo muy rápido y global de algunas funciones cognitivas generales básicas. Atención, memoria y demás. Como no es una prueba clínica, no nos permite tener un panorama pormenorizado del estado neurológico y psicológico del paciente. Nos da un pantallazo muy rápido que nos permite discriminar personas con potencial peligro porque los indicadores le han dado muy mal y personas que están dentro de los estándares normales de respuesta. En caso de que veamos alguna anomalía, le decimos a la persona que sería bueno que consulte algún profesional. Si no hay anomalía directamente alertamos en las variables que se denominan neuroprotectoras.

¿Qué son estas variables?
Son conductas o acciones que podemos hacer previniendo algún tipo de enfermedad de estas características, poniendo el centro en alimentación, ejercicio físico, estrés (sobre todo el distrés, una prolongación en el tiempo de algo que genera malestar y es difícil afrontar). También desafíos intelectuales: hoy día hay cierta homologación del cerebro con el músculo. Por ende, ejercitar el cerebro y estar siempre dinámico es muy positivo para prevenir este tipo de enfermedades.

Existe consenso en la idea de que una menta activa tiene menos posibilidades de deterioro.
Hay una categoría llamada reserva cognitiva que dice que aquel que tuvo una vida mucho más activa intelectualmente tiene menos probabilidades de tener una enfermedad neurodegenerativa en el futuro. Por eso, llamamos a la población a estar atentos y empezar a evitar las comodidades, las rutinas y buscar la novedad, desafíos, actividades que pongan en juego diferentes estrategias que el cerebro tiene para estar activo.

¿El descanso es un factor a tener en cuenta?
El buen dormir es un factor importante. Cada vez es más evidente que, de la manera en que se vive, tenemos un período de sueño-vigilia bastante anómalo. Esto tiene consecuencias sobre la memoria y otras funciones cognitivas. De no cuidarse este aspecto y sostenerse en el tiempo tendría algún tipo de consecuencia.

Se habla de aprender cosas nuevas lo cual nos lleva a salir de la zona de confort. Entonces, ¿hay una relación entre personalidad y deterioro cognitivo?
Con Pablo Martino, el otro docente con el cual hacemos esta actividad, estamos dictando seminarios de introducción a las neurociencias cognitivas para adultos mayores, en la Universidad Abierta para Adultos Mayores de la UNR. Ahí nos encontramos con que tenemos un público muy curioso, en su mayoría mujeres. Se da esta particularidad de que las mujeres buscan más, se preguntan más. Hoy día se ha ampliado bastante la cantidad de hombres, en esta última cohorte hemos tenido un aumento importante de varones. Pero generalmente la proporción es 90-10 o 95-5. También sabemos que las mujeres mueren más tarde, la longevidad del hombre es más corta, la mujer es más activa en este aspecto.

¿Qué otras diferencias encuentran en esta audiencia?
No vamos a generalizar, pero sí encontramos que las mujeres tienen más preguntas; en lo existencial también son más curiosas, el hombre es más cerrado. Por eso, es importante esta curiosidad, este entrenamiento cognitivo al que nosotros aludimos y que tiene que ver con todos los órdenes de la vida. Desde hacer un segundo idioma, llenar crucigramas, evitar los atajos en la vida cotidiana (por ejemplo evitar tomar siempre el mismo camino cuando uno hace las compras), todo esto nos va facilitando otros circuitos cerebrales, ver otros panoramas, analizar otro contexto, poner en juego otras estrategias para llegar a mi destino. Hasta esas pequeñas cosas llevan a una vida más flexible cognitivamente hablando.

¿Hay otros factores neuroprotectores?
Otro factor neuroprotector importante es evitar el aislamiento. Se sabe que las personas que están muy encerradas, sin vida social, también tienen un deterioro cognitivo mayor. Todo en su justo equilibrio, también está el caso patológico del que siempre busca la compañía de un tercero para evitar otras situaciones. Por esto, ponemos hoy el acento en una campaña pública pero en un futuro nos interesaría participar con hospicios de la tercera edad, geriátricos para ver qué está pasando en esta población en particular. Acá ponemos el corte de 50 años en adelante pero estamos interesados, fundamentalmente, en la tercera edad. Aquella que vemos con mayores factores de riesgo por todas las cosas a las que aludí antes sobre factores neuroprotectores que están menos cuidados. Mucha gente muy aislada, en lugares que no son acordes para la vida social porque a veces en estos lugares de la tercera edad, convive gente con patologías junto a gente que está lúcida y muy bien. En estas condiciones, a aquel que está muy bien lo lleva a tener problemas cuando no los tendría si el sistema estuviera bien organizado.

¿Que otras condiciones negativas ves en estos lugares?
Hay baja iluminación natural y a veces la luz natural es muy tenue, estando todo el día con luz artificial, luz blanca. Esto también afecta los niveles de calidad de vida, porque también hace a los humores, a que la gente se sienta mejor. No hay música de fondo. Es decir, hay muchas formas de intervención que son sencillas y podrían mejorar la calidad de vida de esta población.

¿Cómo se aborda a la tercera edad desde lo psicológico?
Pensamos que la psicología está haciendo muy poco, porque cuando uno ve la facultad tenemos muy pocas materias, tenemos pocos trabajos prácticos y generalmente la sociedad en su conjunto margina un poco a la tercera edad. Evidentemente hay algo que uno no quiere ver del deterioro que va a tener en un futuro, por nuestras personas más queridas, trata de negarlo en algún punto. Por eso creo que tenemos que ser mucho más focalizados en esta temática y ver de qué forma podemos mejorarlo y atenderlo. Veíamos que era un vacío teórico, operativo dentro de nuestra facultad y que teníamos que atender de alguna forma. Como no tenemos recursos humanos, trabajar con alumnos avanzados que tengan vocación en dedicarse a esta población. Ahí empezamos a diagramar esta campaña que tiene un trabajo de logística, formación y búsqueda de recursos que es muy grande. Consensuamos entre el grupo que podíamos hacer un tipo de stand, una carpa montada en plaza Pringles. Tenemos una gran cantidad de alumnos trabajando, lo cual es lo que más me motiva. Tienen un nivel de compromiso que nos hace sentir tanto a Pablo como a mí, una gran satisfacción a pesar del desafío.

¿Cuál es tu enfoque de la relación cerebro-mente?
Esta campaña la denominamos “Cuida tu cerebro para cuidar tu mente”. Hay una vieja analogía sobre la relación entre la mente y el cerebro. A veces nuestra tradición judeo-cristiana nos ha hecho disociar un poco la mente del cerebro, pero cada vez más las neurociencias cognitivas ponen en juego una perspectiva monística. Es decir que existe una relación bastante directa entre el cerebro y las funciones emergentes como la mente, y algunas otras funciones como la conciencia. Por ende, acá ponemos el centro en cuidar al cerebro como órgano central o rector del comportamiento humano, de las funciones más sutiles de nuestra especie. Tomando conciencia de informar a la población de que sin cerebro no habría mente. En algún punto estamos interpelando esa perspectiva dualista. Existe una relación directa entre lo que le pasa al cerebro y lo que le pasa a la mente. Eso lo vemos con cualquier tipo de patología neurológica.

¿Por ejemplo?
Cuando una persona tiene un ACV, o cualquier tipo de problema en una zona específica del cerebro, tiene consecuencias seguramente en una mengua de alguna función psicológica según dónde esté ubicada esa lesión. Es complejo saber qué tipo de relación existe, pero la hay. En otros momentos de la historia, a veces se ponía el eje en otros órganos como rectores. Hoy en día, el cerebro tiene una función predominante, de control y de organización, fundamental para un equilibrio en nuestra vida.

¿Qué pensás del boom de las neurociencias?
Destaco que siempre tiene dos aspectos. Uno positivo, referido al efecto derrame que tiene sobre la sociedad. Actores como Facundo Manes, un representante muy importante dentro de esta perspectiva, quien la ha hecho muy popular llevando a que la gente se interese mucho. Nos hace bien sobre todo a aquellos que nos abocamos a esta temática. Por ejemplo, el curso que damos tiene una amplia concurrencia probablemente por una mayor difusión de las neurociencias y el tema de la divulgación científica ha tenido un rol protagónico. Nora Bar en el diario La Nación es una muy fuerte promotora de las neurociencias, siempre con invitados y lo hace muy bien.

Por otro lado tiene, para mi gusto, un efecto nocivo, que es el tema de que muchas categorías bastante técnicas, se terminan banalizando. Hay un forzamiento de ciertas categorías que sirven para explicar algo y la gente termina explicando muchas cosas más para las cuales no fueron diseñadas. Un poco la masividad, la cantidad de libros sobre neurociencias en las librerías, lleva un poco a eso. A estirar y convertir en chicle algunas categorías a las que no se les da la rigurosidad técnica cuando se las pasa del ámbito científico al ámbito de la divulgación. Sobre todo cuando llega a las grandes masas, lo cual si bien es bueno, en algún punto lleva a generar neuromitos.

¿Cuál sería un ejemplo de un neuromito?

Por ejemplo el tema de la neuroplasticidad o neurogénesis. Hoy se sabe que nacen nuevas neuronas en determinado momento y en determinadas zonas. Ya decir eso lleva a que aquella persona que consume algún tipo de drogas piense que aunque esté matando neuronas, la ciencia corrobora que hay nuevo nacimiento. Esto es complejo y tampoco es tan así, lo cual tiene sus riesgos si no se lo acota a ciertas categorías que son más rigurosas.

¿Existe ese razonamiento de que aunque haya un comportamiento destructivo de neuronas, no importa porque nacen nuevas?
Uno lo escucha a veces en poblaciones más jóvenes. Hoy se habla de plasticidad o neurogénesis cuando hace 20-30 años atrás se pensaba que no era así, que había una reserva de neuronas y cuando se las dañaba no se recuperaban. En la actualidad se sabe que hay zonas específicas, sobre todo vinculadas a la memoria, el hipocampo y demás donde se ha comprobado que hay neurogénesis. Pero específicamente en ciertas zonas, por lo cual es equivocado pensar que uno recupera todo lo que ha perdido negligentemente.

¿Cual es la relación entre adicciones y deterioro cerebro-mental?
Uno de los factores neuroprotectores es justamente cuidar el tema de las adicciones. Una vida desordenada en cuanto al consumo de drogas lícitas, ya sea tabaco, alcohol, o drogas de naturaleza ilícita como marihuana. Habitualmente uno escucha en vastas poblaciones que aluden a que es un momento. Acá hay que analizar la dependencia psicológica y la farmacológica. El deterioro que genera uno lo ve cuando el consumo es sostenido; el lenguaje está mermado, hay ciertas características muy comunes de aquel que consumió por largos períodos. Es evidente el deterioro que genera en algunas funciones y sobre todo en funciones de orden superior como la toma de decisiones. Este circuito que genera el deterioro en el lóbulo frontal termina deteriorando las funciones de más alto nivel que tiene nuestra especie que son las funciones ejecutivas. Sobre todo poder tomar buenas decisiones y ampliar el margen de acción. A veces la persona que es muy dependiente a ciertas drogas no puede pensar en nuevas alternativas y vive repitiendo una y otra vez la misma estrategia ineficaz que lo deteriora y lleva a deteriorar los vínculos cercanos y la propia calidad de vida.

Volviendo al tema de los neuroprotectores, ¿cuál es tu propuesta?
Proponemos modificaciones de comportamientos. Estamos radicados en el Laboratorio de Cognición y Emoción de la Facultad de Psicología, por lo cual no trabajamos con fármacos. Tratamos de, en caso de alguna anomalía o algún indicador neurológico, trabajar sobre ralentizar los efectos que puede tener un deterioro. Si algo va a llegar inexorablemente en 15-20 años, que tarde un poco más. Si uno tiene este tipo de conductas y cuida el cerebro claramente este tipo de problemática va a llegar un poco más tarde. No es que lo evitemos de cuajo, si no tratar de prevenir en un futuro. Como sucede en otras patologías. Por ejemplo, hoy en día se habla del cáncer, sobre las conductas preventivas que puede tener la persona joven para tratar de evitar esta enfermedad en un futuro. Trabajamos en campañas de información sobre qué evitar.

¿Cuánto tiempo dura la campaña?
La idea es hacerla durante un mes completo comenzando el 21 de septiembre, incluyendo los fines de semana, en turnos mañana y tarde. Iremos viendo el desarrollo en coordinación con las actividades de espacio público que pueda tener programadas la Municipalidad. Vamos a ver si con la cantidad de alumnos que tenemos trabajando, damos con el amplio espectro de tener cubiertos todos los días en ese rango horario.

Claudio Pairoba es miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.