Estar undécimo entre quince equipos en la zona 2 no es precisamente un presente halagüeño el de Newell's. La cosecha de puntos es escasa y el promedio empieza, lentamente, a ser tema de conversación entre los hinchas leprosos. Pero ayer una luz de esperanza se encendió.

Es que había escasas expectativas en que el equipo de Osella pudiera ganar el derby. E incluso muchas dudas acerca de la capacidad individual y colectiva para manejar el trámite y ser el mejor de los dos, algo que efectivamente se vio durante el trámite (sin estridencias, pero nítidamente).

Y el conjunto rojinegro jugó con personalidad. Las decisiones del técnico fueron acertadas (por ejemplo, mantener a Jalil Elías y darle la chance a Fertoli), le llegaron poco y arriba generó las ocasiones de gol más claras. De hecho, de no haber sido por Sosa, la tapa hoy hubiera sido el grito victorioso de Maxi.

Está claro, el árbol de este reparto no podrá tapar el bosque de una campaña muy floja. Pero mirando el vaso medio lleno, hay algunos indicadores que pueden abrirle el paso al optimismo: con Osella, Newell's ganó sólo una vez... pero también perdió un solo partido. Según como se mire, con el nuevo DT, a la Lepra sólo la superó Lanús, el mejor del campeonato.

La historia de Newell's no merece hacer cálculos tan modestos. Y para ser protagonistas, empezar a sumar firme y evitar que el promedio se convierta en un tema cotidiano, la mentalidad tiene que ser otra. Pero la solvencia de Pocrnijc, la irrupción de Elías, la sorpresa de Fertoli y los destellos del viejo Maxi son señales de que algo hay. Serán los cimientos para construir antes de que sea tarde.