I

La escena transcurre una tardecita de marzo de 2006, en un telecentro. No sé por qué en un telecentro, si ya en esa época tenía celular, espero sepan disculpar los baches de memoria. Lo importante es que, del otro lado de la línea, llegó la propuesta. "¿Te sumás? No tengo idea de cuánta guita hay y seguro que va a ser muchísimo trabajo". No, no sonaba como la oferta de trabajo ideal, pero intuyo que si hubiera dicho "El avión para la zona de guerra sale en dos horas" yo hubiera corrido a armar la valija. Corté con una sonrisa, convencida de estar haciendo lo correcto... y también con el corazón agitado por la certeza de haber firmado un cheque en blanco. 

¿Cómo se hacía un diario digital? Hace diez años, no lo sabía. Se contaban con los dedos de una mano las webs informativas que existían entonces en el país. No, no pensaba quedarme fuera del proyecto, sin importar el sueldo y aunque fuera mucho trabajo, mucho más de lo que cualquiera (incluso la voz del otro lado del teléfono) hubiera imaginado. 

II

La segunda escena ocurre un par de meses más tarde. Teníamos frío y estábamos bastante dormidos. Vir, Richi, Lis, Javi, Claudia, el Pelado y yo (el dream team). Todos atentos a la radio mientras escribíamos frases que el entrevistado de turno iba diciendo. Recuerdo que ensayábamos esquemas para la web, escribíamos y reescribíamos títulos en unos papelitos. Dibujábamos incluso monigotes donde se suponían que iban las fotos. Había bizcochitos de grasa, no sé por qué pero me acuerdo de esos benditos bizcochitos, de la bolsita que hacía ruido al meter la mano. Ese ruido era lo único que se escuchaba además de la voz de Luis Novaresio comentando la noticia del día (Gracias, Luis, por dejarnos usurpar tu oficina para esos juegos). 

El ejercicio de madrugar, ajustar y desajustar una rutina, nos divirtió y estresó por varias semanas. Cuando nos dividíamos en equipos parecía una competencia. Nadie tenía claro cómo funcionaría un producto pero estábamos dispuestos a intentar una y otra vez hasta llegar a la fórmula. Una fórmula que se fue encontrando en la rutina cotidiana, gracias a un equipo que siempre supo cómo trabajar en equipo (¡cuántos más se sumaron después al grupete original! Un batallón). Un conjunto liderado por el editor-entrenador-psicólogo-maestro-amigo Damián Schwarzstein, alias el Pelado (acá corresponde ponerse de pie/el que lo tenga cerca, lo abraza).

III

¿Diez años? ¿En serio? ¿Hace ya diez años de aquel 20 de julio en que debutó Rosario3? Me acuerdo de la primera nota, sobre un combustible especial en un cole del transporte urbano, que agitó la locura del turno mañana. Me acuerdo del "Bueno, ya estamos online, no hay vuelta atrás", del Pelado, cual maestro de ceremonias. ¿O dijo acaso "Ahora que ya está online puedo renunciar" y me mató del susto? ¿Lo dijo o lo inventé? Suena a algo que diría. ¿Aplaudimos acaso cuando nos pusimos online? Nacho y Marcos dijeron después que 400 personas nos habían visto. No supe si era bueno o malo. Me acuerdo de que a la tarde cometí el papelón de publicar la nota principal sin foto y quedó un agujero en home (si no blanqueé el error entonces, lo hago ahora, espero sepan disculpar). Cuánta adrenalina. Qué difícil tomar dimensión del hecho histórico que acababa de ocurrir, dimensión que podría advertir claramente recién unos meses más tarde cuando sentimos que la ciudad entera se volcaba a Rosario3 para conocer los alcances de una tremenda tormenta con lluvia de piedras. Y volvió a ocurrir, una y otra vez: cuando la ciudad se conmovía o alteraba por algo, la web era referente indiscutido. Lo confieso: me llenó de orgullo ver crecer al "niño", que hoy cumple diez años. Siento tremendo orgullo de haber participado en la gestación y primeros años de ese fenómeno.

Por lo periodístico y por lo humano, por el equipo y por el líder, por los inicios y por la actualidad. Por un montón de anécdotas que no entran en una columna escrita a los apurones. Abrazo enorme, muchachos, y un brindis por muchos años más. Los quiero (y quiero fiesta).

(*) Fernanda Blasco fue subeditora de Rosario3.com hasta fines de 2012. Actualmente dirige Rosario Plus.