Tres semifinalistas de cuatro en la Copa Sudamericana con muchas probabilidades de que haya una final argentina. Y en territorio argentino porque la final se jugará en Córdoba. Dos semifinalistas de cuatro en la Copa Libertadores con chances, aunque los cruces son complicados, de tener otra final criolla como en 2018. Cinco equipos argentinos de ocho en las penúltimas instancias de las competencias continentales más importantes. ¿Qué es lo que tiene el fútbol argentino que desafía cualquier contingencia hasta minimizarla y transformarse en protagonista?

La organización de su competencia interna no es. Fue el país que más tarde volvió a la actividad y de hecho regresó en los torneos internacionales cuando sus rivales tenían, en el menor de los casos, una decena de partidos y los más adelantados superaban los 20, como la mayoría de los brasileños. Las dudas les ganaban por goleada a las certezas y sólo se esperaban módicas actuaciones a la altura de la escasa preparación.

Como dijo Gallardo tras apabullar a Nacional en Montevideo: "En el contexto que nos toca vivir a todos y al haber estado sin entrenar durante cinco meses, era difícil pensar que íbamos a poder estar en esta posición”.

La ausencia del roce competitivo suele ser lapidario para la mayoría de los equipos, pero no lo fue para los de acá, que superaron las fases de grupo en su mayoría y los cruces de ambas copas.

River, Racing y Boca pasaron sin sobresaltos en la Libertadores y Defensa y Justicia se quedó afuera de los octavos de final por un gol de Santos a los 91 minutos. El que lógicamente no tuvo chances fue Tigre, que pertenece a una categoría inferior.

En la Sudamericana, Defensa recompuso el potencial que había sugerido en la Libertadores y Vélez y el sorprendente Lanús fueron superando etapas hasta instalarse entre los 4 mejores junto al inesperado y accesible, al menos en la previa, Coquimbo Unido de Chile.



Está claro que el altísimo nivel de competitividad del futbolista argentino, su genética, el nivel de sus cuerpos técnicos, que incluye la jerarquía de los preparadores físicos, sirven para maquillar todo atropello organizativo que atente contra las instituciones. 

Ese mismo ADN es el que debe aflorar en los de acá, que el año que viene jugarán la Copa Sudamericana, aunque Newell’s todavía tiene chances de disputar la Libertadores 2021. No obstante, necesita una serie de combinaciones complejas para ingresar a la máxima competencia continental.

Que Defensa y Justicia, la humilde institución de la populosa barriada de Florencio Varela haya llegado a las semifinales de esta temporada es un mensaje para Central y Newell’s que tienen cómo al menos emparejar esa gesta. Que Lanús, plagado de pibes de las inferiores, haya llegado también hasta allí, es otro disparador que no necesita de mayores explicaciones. El año pasado Colón fue finalista, otra muestra que eleva el nivel de probabilidades si los compromisos se asumen con la seriedad y el profesionalismo que requieren.

La otra opción es participar sólo para recaudar, pero es una alternativa que no tiene nada que ver con la rica historia de Newell’s y Central.

Más allá de las complejidades de estos tiempos, ambos deben recuperar terreno en el ámbito internacional y la Copa Sudamericana parece una muy buena oportunidad para reinsertarse en un sitio que al menos por potencial les corresponde.

La Sudamericana cambiará su formato el año que viene. Se jugará en 8 grupos para los que los equipos argentinos y brasileños se clasifican directamente, sin eliminatorias previas, y habrá que ganar una zona de 4 para llegar a los octavos de final. Allí se sumarán los terceros de la fase de grupos de la Libertadores.

La triste Zona Complementación por la que deambulan canallas y leprosos está lejos de generar expectativas positivas a corto plazo, pero puede ser un muy buen banco de pruebas de cara a un 2021 que los tendrá con un protagonismo superior al de los últimos tiempos.

El primer gran desafío, ya tendrían que estar trabajando duro en ello, será estar a la altura de las circunstancias. Ni más ni menos.