La agencia financió el proyecto de investigación dirigido por Alberto Kornblihtt, que desarrolló un protocolo completo de inactivación de muestras y preparación de ARN total para la detección de SARS-CoV-2 por diferentes métodos para abaratar costos y permitir la realización de diagnósticos en cualquier laboratorio de investigación.

Este objetivo, según explicó un comunicado oficial, se logró a partir de un método de PCR más flexible y de la inactivación de las muestras clínicas en su lugar de obtención.

La inactivación de las muestras es un proceso necesario para poder trabajar sin correr riesgo de infección, según explicó la Agencia I+D+I.

La técnica desarrollada por este proyecto "potencia las capacidades nacionales de testeo y diagnóstico al hacer posible que instalaciones con menores niveles de bioseguridad puedan ser usadas para el análisis de muestras sin exponer a quienes trabajen en aquellos lugares al virus activo u otros patógenos que puedan estar en la muestra".

Este proceso se realiza mediante la aplicación de INACTIV AR a la muestra, que permite someterla al calor durante unos ocho minutos inactivando el virus, pero conservando los ácidos nucleicos necesarios para su detección.

De esta forma, la manipulación de la muestra es segura y una vez inactivada con este método es estables a temperatura ambiente por al menos una semana haciendo más simple el manejo y la logística de transporte de las mismas.