Si bien es sabido que una mala alimentación puede provocar daños en el cuerpo tales como el sobrepeso, el aumento del riesgo de enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, cáncer) y hacernos más vulnerables a las infecciosas al tener una peor respuesta inmune, también comer de forma inadecuada nos envejece.

Según sostiene una investigación reciente proveniente del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), adscritos a la Universidad de Navarra, España, se puede afirmar que el alto consumo de alimentos ultraprocesados acelera el envejecimiento celular al acortar los telómeros (los fragmentos finales de los cromosomas).

Según publica el portal abc, cos telómeros, cuyo descubrimiento mereció el Premio Nobel de Medicina en 2009, son largas secuencias de ADN repetidas que protegen las extremidades de los cromosomas de su natural acortamiento. Como afirma su descubridora, Elizabeth Blackburn, al comparar los telómeros con los refuerzos de plástico que se ponen en el extremo de los cordones de los zapatos, «cuanto más largos son estos refuerzos, menos probabilidades habrá de que el cordón se deshile. En cuanto a los cromosomas, cuanto más largos son los telómeros, menos probabilidades habrá de que salten las alarmas en las células». Por el contrario, un alto deterioro de los telómeros impediría la supervivencia de la célula.

Más de tres raciones

En el estudio español, que acaba de publicarse en la revista «American Journal of Clinical Nutrition», la catedrática de la Universidad de Navarra y miembro del CIBEROBN Amelia Martí, directora del trabajo publicado, ha centrado su investigación en examinar la influencia de la dieta en la integridad del material genético o ADN, particularmente en los telómeros, considerados como el reloj biológico de la vida celular, que pueden acortarse bien por el envejecimiento propio de la edad o por otras causas como una alimentación inadecuada.

El hallazgo más importante y novedoso fue que consumir más de tres raciones al día de esos alimentos ultraprocesados deteriora los telómeros y acelera su acortamiento. Estos resultados confirman a nivel molecular los de grandes estudios previos realizados en España, Francia y EE.UU., que encontraron recientemente mayor mortalidad prematura asociada a un alto consumo de alimentos ultraprocesados.

Reconocer los ultraprocesados en el supermercado es fácil. «Son productos alimentarios que no contienen un alimento entero, sino largas listas de ingredientes, más de 5, en muchos casos aromatizantes, colorantes, emulsionantes y otros aditivos. Suelen tener un alto contenido en calorías (grasas saturadas), en azúcares o sal, y son de fabricación industrial. Muy pobres en micronutrientes (vitaminas, minerales) necesarios para cuidar nuestra salud», describe a ABC Salud la doctora Amelia Martí.

El problema con estos productos es que resultan muy sabrosos y, en mucho casos, vienen listos para servir o exigen muy poco cocinado, lo que favorece su consumo. Las bebidas carbonatadas y refrescos, las carnes procesadas, la panificación industrial, los batidos y postres lácteos, muchos de los cereales azucarados de desayuno o las pizzas de fabricación industrial son algunos ejemplos de ultraprocesados. Además de este último estudio que relaciona su consumo con telómeros más cortos, «se ha visto que los ultraprocesados generan obesidad abdominal, con infiltración de grasa visceral, que se relaciona con diabetes tipo 2, infartos de miocardio e ictus. Aumentan la mortalidad cardiovascular y por cáncer», advierte la doctora Martí.

Fuente: abc