Las personas expuestas a niveles más altos de contaminación atmosférica tienen más probabilidades de experimentar depresión o fallecer a causa de un suicidio. Lo ha visto la primera revisión sistemática realizada con datos de 16 países que ha relacionado la contaminación del aire y una variedad de problemas de salud mental. Los datos se publican en “Environmental Health Perspectives”.

Los investigadores descubrieron que, si la relación con la depresión informada en algunos de estos estudios es causal, la reducción de la exposición promedio global a partículas finas (PM2.5) de la contaminación del aire de 44 microgramos por metro en cubos (μg / m3) a 25 μg / m3 podría reducir el riesgo de depresión mundial en un 15%.

Las pautas de la Organización Mundial de la Salud recomiendan que la contaminación por partículas finas (pequeñas partículas en el aire que pueden incluir polvo y hollín) se mantenga por debajo de 10 μg / m3, tal como publicó el portal abc.es.

El equipo analizó 25 estudios que se ajustaban a sus criterios. Cinco estudios que analizaron la exposición y la depresión a largo plazo de las partículas se incluyeron en un metanálisis. Al agrupar los resultados, descubrieron que un aumento de 10 μg / m3 en el nivel medio de partículas finas (PM2.5) a la contaminación del aire a la que las personas estuvieron expuestas durante largos períodos se asoció con un aumento de aproximadamente 10% en sus probabilidades de depresión.

Los niveles globales de PM2.5 de la ciudad van desde 114 y 97 en Delhi y Dhaka, hasta 6 en Ottawa y Wellington.

Los investigadores también encontraron evidencia de una conexión entre los cambios a corto plazo en la exposición a la contaminación del aire por partículas gruesas (PM10) y el número de suicidios, al agrupar los resultados de cuatro estudios diferentes en un metanálisis. El riesgo de suicidio parece ser considerablemente mayor en los días en que los niveles de PM10 han sido altos durante un período de tres días que después de etapas de menos contaminación.

Aunque reconocen que no pueden confirmar si la contaminación del aire causa directamente enfermedades mentales, aseguran que hay evidencia que sugiere posibles mecanismos causales.

Fuente: abc.es