Los edulcorantes artificiales han estado en el punto de mira de muchas investigaciones por la posibilidad de que posean efectos adversos sobre la salud. Se ha hablado de la influencia de algunos edulcorantes en referencia a la intolerancia de la glucosa, así como en las alteraciones de la microbiota intestinal.  Pero eso, ¿está demostrado científicamente?

El aspartamo y la sacarina son dos de los edulcorantes artificiales más utilizados. Numerosos estudios han tratado de revelar su influencia en las alteraciones de la composición en la microbiota intestinal. 

Tal como publica 20 minutos, la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) hace referencia, en primer lugar, a que todos los edulcorantes están sujetos a un control de seguridad alimentaria, por lo que todos ellos están autorizados por los organismos correspondientes. Sin embargo, también señala que los efectos en la salud por su consumo pueden dar lugar a controversia.

Tras analizar diferentes experimentos sobre este tema, FINUT concluye que los edulcorantes derivados de aminoácidos como, por ejemplo, uno de los más consumidos que es el aspartamo, no suponen ninguna alteración en la microbiota intestinal. 

En cuanto a los edulcorantes no calóricos, solo la sacarina y la sucralosa podrían tener capacidad para alterar la microbiota, pero el estudio concluye que hacen falta más investigaciones al respecto para confirmar estos efectos. 

Por último, hacen referencia a los edulcorantes de tipo poliol, por ejemplo, la isomaltosa, el maltitol, el lactitol y el xilitol. Estos edulcorantes no se absorben, por lo que actúan como prebióticos y hay posibilidad de que alcancen el intestino y sí aumenten el número de bifidobacterias. 

Fuente: 20minutos