El número de familias mono y homoparentales de mujeres que accedieron a tratamientos de las técnicas de reproducción asistida aumentó de forma sostenida desde hace casi diez años, cuando se sancionó la Ley Nacional 26.682, que promovió el acceso a los procedimientos de reproducción asistida, mientras que especialistas consideraron que sucede lo mismo con parejas homoparentales masculinas desde hace dos años.

Con todo, profesionales, familias homoparentales masculinas, heterosexuales que atraviesan alguna complicación de salud y personas trans mujeres continúan reclamando por la regulación de la técnica de gestación solidaria por sustitución, una práctica para parejas que buscan formar familia gracias a una tercera persona dispuesta a llevar adelante solidariamente el embarazo.

Dicha técnica no se encuentra contemplada dentro de la denominada Ley de Acceso integral a los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida, sancionada en el 2013, por lo que se resuelve judicialmente, a excepción de la Ciudad de Buenos Aires, única jurisdicción donde se dispuso la Resolución 122/2020, que contempla la filiación.

"Es una tendencia clara el aumento significativo desde hace diez años, del formato familiar de madres solteras y homoparentales de mujeres que acceden a las técnicas de reproducción asistida, antes muy invisibilizado, y ahora por cuestiones sociales y el empoderamiento femenino, se hizo muy evidente, sobre todo desde la sanción de la ley", remarcó hoy a Télam la psicóloga perinatal con abordaje de familia y docente de la Universidad de Buenos Aires, Estela Chardon.

Quien también fundó la asociación civil Concebir, la cual imparte talleres y organiza jornadas con especialistas que asesoran en materia de salud y legal sobre temas de fertilidad, aporta este dato a través de su asesoría a familias diversas que acuden a esa organización.

A su vez, Chardon manifestó que las estadísticas oficiales no denotan la diversidad de familias que acceden a tratamientos de reproducción asistida.

Estadísticas oficiales del Ministerio de Salud de la Nación indican que, desde el sistema de salud público y durante el año pasado y hasta octubre del actual, once provincias no tuvieron activo el Programa de Reproducción Asistida, entre las que se encuentran la Ciudad de Buenos Aires, Chaco (donde se especifica que no tienen equipo de profesionales capacitados en fertilidad).

Otras jurisdicciones figuran sin tratamiento de fertilidad debido a la Covid-19 durante este último año y medio, entre ellas: Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy (no hay insumos), Río Negro, Salta, San Luis, Santa Cruz y Santiago del Estero.

En tanto, las provincias que tuvieron más tratamientos, de baja y alta complejidad, en ese período fueron Catamarca (126 intervenciones), San Juan (51) y Tucumán (90).

Tales índices implican un total de 129 tratamientos realizados en todo el país en el 2020 y 144 en lo que va de este año.

Al respecto, Chardon consideró que en el sector público, para quienes no poseen obra social ni prepagas o están dentro de la economia en negro, "están en una situación de tremenda vulnerabilidad, pero excede al tema de las técnicas, porque la ley explicita las voluntad del pueblo".

"El seguimiento desde el ámbito privado del acceso a estos tratamientos con las parejas igualitarias femeninas, a veces, es más difícil porque no siempre se identifican como parejas igualitarias y está bien porque no hay porqué hacerlo", apuntó la especialista.

Según refirió la especialista, a cargo de la asesoría psicológica de variados talleres de Concebir, las parejas homoparentales femeninas tienen dos opciones: Una, es la inseminación artificial con esperma de donante, un procedimiento sencillo, y el método ROPA (Recepción de Óvulos de la Pareja), que es de alta complejidad donde una mujer aporta el óvulo y otra es la gestante.

Sin embargo, la psicóloga perinatal explicó que "este último método apareció como una posibilidad para estas familias que antes solo tenían la adopción como alternativa, desde que fue sancionada la Ley 26.862".

Asimismo, Chardon remarcó que el aumento de tratamientos de fertilización asistida en parejas masculinas "es más reciente y se verifica desde hace dos años".

Sobre estas técnicas, la profesional describió que "te ofrecen desatarte de la biología, sobrepasar las elecciones sexuales y de género, lo que resulta otra mirada sobre la ciencia".

"Estas técnicas ya no vienen a reparar la infertilidad de pareja heterosexuales, sino que allanan el camino para que surjan diferentes paternidades y maternidades", afirmó.

La actual titular de Concebir, Ana Claudia Ceballos, informó que las jornadas para parejas homo y monoparentales son cada vez más concurridas y se ofrecen "para acercar a profesionales médicos con los pacientes y resolver preguntas".

"Las charlas para madres solteras las organizamos desde el 2013, porque se está viendo el incremento en formato familiar y es el más antiguo", apuntaló a Télam Ceballos.

En tanto, las charlas o talleres donde se ofrece contención, orientación legal e información sobre las técnicas para padres solteros y familias de varones, "no tienen tanta asistencia y los hacemos más ocasionales porque tiene que ver con la cobertura de la obra social, ya que el tratamiento para la gestación solidaria no está contemplada en la ley".

De todas formas, Ceballos manifestó que "si bien el tratamiento de gestación por sustitución o solidaria no está prohibido, no está regulado, pero hay un crecimiento maravilloso de este grupo que trata de acceder a estas técnicas y cuando se regule, crecerá paralelamente a las de mujeres solteras", agregó. Esto implica que las mujeres tienen acceso al tratamiento mientras que los varones tienen que pagarlo de forma particular, con un valor aproximado de entre 300 y 500.000 pesos.

"La gestación subrogada es un vacío legal que es una pena, las leyes tienen que abrir derechos y dar oportunidades, porque la técnica se hace igual, como antes se realizaban los tratamientos para madres solteras y los pagaban", dijo Ceballos, quien fue madre soltera de su hijo, a través de la ovodonación, a sus 47 años.

"Fue la mejor decisión que tomé en la vida, tres años me llevó quedar embarazada y yo tuve que pagar el tratamiento porque duró tres años y fue antes de la sanción de la Ley", contó.

Respecto a los prejuicios y cómo afrontó comentarios negativos respecto a su decisión de maternar, dijo: "Nosotros tomamos una decisión y el otro no tiene que estar de acuerdo ni contento, solo no tiene que agredir".

"Si el paciente trabaja y se asesora, antes de acceder al tratamiento, cuenta con herramientas para enfrentar al entorno y cuando suceden ciertas situaciones, las resuelve con serenidad, que es lo que les hijes necesitan", dijo.