El tejido testicular masculino criopreservado puede reimplantarse después de más de 20 años y seguir produciendo espermatozoides viables, según un estudio efectuado en roedores y publicado esta semana en la revista PLOS Biology, donde se asegura que podría tener además "importantes implicaciones en el tratamiento de niños con cáncer".

Según un equipo de científicos de la Universidad de Pensilvania, la quimioterapia "debería ir precedida de la recolección y congelación de células madre espermatogénicas, contenidas en el tejido testicular, para una eventual reimplantación en la edad adulta".

De acuerdo a la investigación que encabezó Eoin Whelan, científico de la Facultad de Medicina Veterinaria, el largo retraso "reduce la fertilidad en comparación con el tejido que solo se congela brevemente", según la agencia SINC.

Whelan aseguró que," los resultados pueden tener importantes implicaciones en el tratamiento de niños con cáncer, para los que la quimioterapia puede ir precedida de la recolección y congelación de tejido de sus testículos para una eventual reimplantación".

Un posible tratamiento consiste en recoger, congelar y reimplantar tejido de los testículos, que contiene células madre, un procedimiento demostrado recientemente en un modelo de mono que restablece la fertilidad, al menos tras una congelación de corta duración.

Pero en el caso de los niños prepúberes con cáncer, "el reimplante puede no ser factible hasta una década o más después de la extracción, lo que plantea la cuestión de cuánto tiempo pueden permanecer viables las células madre espermatogénicas congeladas", destacó Whelan.

En este trabajo, los autores descongelaron células madre de rata que fueron criopreservadas en su laboratorio durante más de 23 años, y las implantaron en los llamados ratones 'desnudos', que carecen de una respuesta inmunitaria que de otro modo rechazaría el tejido extraño.

En ese estado descubrieron que eran capaces de generar todos los tipos de células necesarias para producir espermatozoides con éxito y colonizar los testículos de los roedores pero no con tanta fuerza como las células de las muestras de tejido recogidas más recientemente.

Para Whelan esto es una buena noticia debido a que "esta viabilidad no se pierde durante la congelación a largo plazo, lo que indica que puede ser posible identificar y mitigar los factores clave de la pérdida de viabilidad con el fin de mejorar las opciones reproductivas de los niños tratados por cánceres infantiles".