El Doc Brown le dijo a Marty McFly “¿Caminos? A donde vamos no necesitamos caminos” en el final de la primera Volver al Futuro. Y el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, piensa algo parecido. En una entrevista con The Information afirmó que para 2030 las personas podrían usar anteojos inteligentes permitan la presencia virtual en cualquier lugar del mundo. Siguiendo con las analogías de cultura pop, como en Ready Player One.

La idea de Zuckerberg es desarrollar dispositivos que puedan mostrar el contenido gráfico a través de pantallas transparentes para revolucionar la comunicación humana y también los traslados.“Esto podría llevar a tantas cosas increíbles, [...] en lugar de llamar a alguien, tener una videoconferencia, en un abrir y cerrar de ojos te teletransportás, y estás sentado allí y ellos están en su sillón y todos se sienten como si estuvieran juntos”, detalló.

La invención permitiría “viajar”, de forma virtual, reduciendo los viajes, e incluso revertir los efectos del cambio climático. “Obviamente los coches y aviones y todo eso no desaparecerá. Pero cuanto más nos podamos teletransportar, mejor será para la sociedad y para el planeta en general”, destacó el fundador de Facebook.

Para Zuckerberg esta tendencia comenzó a afianzarse con el coronavirus, ya que el trabajo remoto que implementaron la mayoría de las empresas permitió reducir el tiempo y costo de viaje de los empleados. “Simplemente podrán teletransportarse al trabajo”, explicó.

“Creo que realmente tiene sentido invertir para ayudar a dar forma a lo que creo que será la próxima gran plataforma informática. Es 2021 y es mucho más fácil mover bits que átomos”, dijo. También destacó que los asistentes de voz y los teclados virtuales serán parte del desarrollo las interfaces neuronales, que serían vitales para la tecnología de realidad aumentada.

Justamente Elon Musk es uno de los empresarios que trabaja en un “chip cerebral”, Neuralink, que conectará la mente humana a las computadoras. “Será como un Fitbit en tu cráneo”, dijo. Para la primera demostración usaron robots y chanchos.

Según publica TN, el sensor mide unos 8 milímetros, más pequeño que la yema de un dedo o una moneda. Cuenta con 3.000 electrodos que se conectan a hilos flexibles (más delgados que un cabello) y son capaces de monitorear la actividad de mil neuronas. En el reciente evento, en primera instancia enseñaron cómo se introducen esos hilos en el cráneo de un robot, alcanzando áreas del cerebro encargadas de funciones motoras y sensoriales.