Existe "poca relación" entre el uso de la tecnología y los problemas de salud mental, o al menos eso es lo que sugiere un estudio del Oxford Internet Institute que comparó el consumo de televisión y el uso de redes sociales y otros dispositivos con los sentimientos de depresión, tendencias suicidas y los problemas de comportamiento.

Con más de 430 mil jóvenes de entre 10 y 15 años que participaron del estudio, uno de los hallazgos demostró un pequeño descenso en la asociación entre la depresión y el uso de los medios sociales y la televisión desde 1991 hasta 2019.

Por otro, sí se detectó un pequeño aumento en la relación entre los problemas emocionales y el uso de medios sociales. 

Los investigadores aclararon que son necesarias más investigaciones al respecto para llegar a conclusiones certeras.

Si bien el estudio concluyó que no hay una relación directa entre el uso de Internet y los problemas de salud mental en la adolescencia, los autores señalaron que son necesarias más investigaciones al respecto.

"No pudimos distinguir la diferencia entre el impacto de los medios sociales y la salud mental en 2010 y 2019", dijo el profesor y coautor del estudio Andrew Przybylski.

Los participantes, de Estados Unidos y Reino Unido, calificaron sus propios sentimientos mediante preguntas con respuestas de escala variable. También se les preguntó por la duración de la actividad en los medios sociales o en los dispositivos.

Una de las teorías del estudio plantea que quizás los trastornos se desarrollan previamente al comienzo del uso de redes sociales.

El trabajo, publicado en la revista Clinical Psychological Science, tenía la finalidad de analizar "cómo han cambiado las asociaciones entre el uso de las tecnologías por parte de los adolescentes y la salud mental en los últimos 30 años", según se informó en un comunicado de prensa. 

Trastornos previos


Una de las teorías usadas por los investigadores para tratar de explicar el uso intensivo de las redes sociales por parte de los adolescentes plantea que, probablemente, los trastornos se desarrollen previamente a la etapa en la que los adolescentes se vuelcan a las redes sociales.

"Encontramos algunas asociaciones limitadas entre el uso de los medios sociales y los problemas emocionales", comentó el doctor Matti Vuorre, otro de los involucrados en el estudio. 

En ese sentido, apuntó que "es difícil saber por qué están asociados. Podrían ser varios factores; ¿quizás las personas con problemas pasan más tiempo en las redes sociales buscando apoyo de sus compañeros?".

A medida que haya más datos, el conocimiento sobre el impacto de la tecnología en la salud mental será más preciso.

"Estos resultados no significan que la tecnología sea del todo buena o mala para los adolescentes, o que empeore o no sus vidas", dijo Vuorre remarcando que para los científicos "es difícil determinar de forma concluyente el papel de las tecnologías en la vida de los jóvenes", en parte porque "que la mayoría de los datos recogidos sobre los comportamientos en línea permanecen ocultos en los almacenes de datos de las empresas tecnológicas".

"A medida que se acumulen más datos sobre el uso que hacen los adolescentes de las tecnologías emergentes, nuestro conocimiento de ellas y de sus efectos sobre la salud mental será más preciso", indicó en el comunicado el profesor Andy Przybylski, director de investigación del Oxford Internet Institute y autor principal del estudio. 

Finalmente, Przybylski señaló que se requieren "colaboraciones más transparentes y creíbles entre científicos y empresas tecnológicas para desvelar las respuestas", y por esto consideró que "es demasiado pronto para elaborar políticas o reglamentos" en torno al uso de la tecnología y su impacto en las emociones de las personas.