A todas las marcas que prosperan en el tiempo les llega tarde o temprano ese momento crítico y fundamental para su supervivencia. Renovarse o morir es una máxima que incorporamos a muchos ámbitos de la vida y, por supuesto, de la empresa. ¿Cómo sabemos que ha llegado ese momento?

Sabemos que es un proceso que da vértigo. Todos los cambios asustan, aunque tengamos la certeza de que serán para mejor. Cuando decidimos que ha llegado la hora de darle un aire nuevo a nuestra marca, debemos tomar decisiones importantes que guiarán el futuro de la empresa. Y esas decisiones tienen que ser las acertadas porque nos jugamos mucho.

Sobre cómo realizar con éxito esta tarea, la clave está en la manera en que se construye el proyecto y saber adaptarse a nuevas tendencias:

 

 

- Detectar las tendencias correctas

Es esencial entender y atender de manera inmediata las necesidades de los consumidores, tratar de superar sus expectativas para generar su lealtad de los consumidores. Se trata de dar respuesta eficiente a las nuevas demandas de los clientes y cambios tecnológicos.

 

- Determinar la posición actual de la marca

Para plantear cambio es determinante conocer el punto en el que se encuentra la marca, sus productos y servicios, establecer factores como el ambiente empresarial, su apertura al cambio y nivel de innovación actual.

 

- Definir la estrategia de cambio

Hay que definir cómo se abordará un eventual cambio con el equipo de trabajo y capital humano. Se trata de un proceso integral que implica aspectos organizacionales y económicos.

 

¡Manos a la obra!