Todo aquel que desee subirse a una tabla, deslizarse en el agua y sentir la adrenalina debe probar al menos una vez en la vida kitesurf o windsurf.

Ambas prácticas tienen un parentesco muy cercano con el surf, aunque en el caso de estas disciplinas la fuerza no la proporciona la ola: el impulso y aceleración se generan remando. Y lo cierto es que si bien cuenta con sus fieles practicantes independientemente de la estación del año, a medida que va haciendo más calor, hay un número mayor de valientes que se acercan a las tablas. 

El windsurf es más técnico: hay que aprender a manejar la vela de manera tal que la ola pueda surfear con la tabla. Mientras se navega en un lago, dique, río o mar se pueden hacer todo tipo de piruetas y saltos gracias a la vela que embolsa el viento y de esta forma hace posible tales maniobras.

El kitesurf también usa la tracción a viento, pero a diferencia del anterior tiene una especie de barrilete con cuatro líneas. Se lo puede pilotear como un avión porque tiene flaps y alerones que permiten que el kite gire y vuele. Este último está atado al rider a través de un arnés, y, por lo tanto, no hay que hacer mucha fuerza porque la persona va atada, y el manillar sirve para controlar, mientras el peso del cuerpo es para navegar.

Argentina cuenta con muchos paisajes propicios para realizar ambas disciplinas, por eso el número de gente que decide practicar con continuidad o al menos experimentar un par de veces alguna de ellas, es cada vez mayor. Entre esos lugares, están las localidades del Partido de la Costa. Si estás interesado en tomarte unos días libres y adentrarte en estos deportes, podés buscar hoteles en Santa Teresita y vivir desde adentro la adrenalina que generan estos deportes.

Fuente: infobae