El flamante "super ministro" de Economía, Sergio Massa, cree que las prioridades pasan por ordenar el gasto, recomponer reservas, mejorar el perfil de vencimientos de la deuda en pesos, y sostener la tasa de actividad económica y el empleo. Todas definiciones, como la de mejorar el ingreso a las capas medias y bajas de la sociedad con las que aspira no sólo a tratar de restablecer el manejo de botonera de la economía argentina sino también sacar su boleto para las próximas elecciones presidenciales.

Para desplegar estos objetivos Massa arma su equipo. Los nombres que suenan más firmes por ahora son: Marco Lavagna para viceministro, Matías Tombolini en Comercio Interior, el vasco De Mendiguren en Desarrollo Productivo y Gabriel Delgado en Agricultura y Lisandro Cleri en finanzas. También lo asesoran el padre de Marco, Roberto Lavagna, y Manuel Alvarez Agis, quien sonó varias veces para el cargo de ministro.

Como lo dijo en repetidas oportunidades, Massa buscará cumplir con el acuerdo del FMI y ese objetivo es mediante ajuste fiscal, pero no devaluar para alcanzar una meta que se le presenta como muy compleja de alcanzar.

Otro de los objetivos a lo que apunta Massa es a sumar reservas en el Banco Central. Su idea, más que insistir con buscar esas divisas en el agro, apunta a su relaciones internacionales y así conseguir fondos frescos de organismos multilaterales, bancos centrales a través de acuerdos con bonos en garantía y otros instrumentos para alimentar las alicaídas arcas del BCRA.

También para mejorar el "perfil de reservas" apunta directo a los subsidios de los servicios públicos, una meta de la cual el kircherismo se ha resistido a modificar en estos últimos años de gobierno de Alberto Fernández.

Quienes trabajan cerca de Massa dejan trascender que analizar aplicar, como lo hiciera Néstor Kirchner en los inicios de su presidencia, implementar una suma fija para los trabajadores como mecanismo para compensar -en parte- la aceleración de la inflación. Incluso analiza algo similar para los jubilados pero pareciera difícil dado que pretende cumplir con las metas de austeridad que están en el acuerdo con el FMI.

Por lo pronto, las primeras señales de los mercados financieros fueron positivas pero habrá que ver si siguen por ese sendero. La situación económica, financiera y social es extremadamente delicada y los mercados siempre piensan con el bolsillo no con el corazón, más allá de las simpatías que distintos actores del establishment local e internacional tengan del tigrense. También en cómo logra avanzar en sus objetivos dentro de una interna del Frente de Todos que colaboró para colocar el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kichner en un camino de cornisa.