En medio de la incertidumbre en torno a los subsidios para el transporte y con el anuncio de que el boleto pasará a costar $240, el Municipio negocia en el Concejo una nueva facultad para poder aumentar el boleto durante 2024. La idea es que la suba sea bimestral, automática y atada a la inflación.

El proyecto, que ingresó esta semana a la comisión de Servicios Públicos, propone que se establezcan seis aumentos anuales en el boleto, en enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre, uno cada dos meses. Esto ya se diferencia de lo que ocurre actualmente con actualizaciones de tarifa del Transporte Urbano de Pasajeros que son trimestrales.

Pero la nueva iniciativa del Ejecutivo va todavía más allá y apunta a que el aumento se aplique de forma automática y en base al Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec). Con esto, se dejaría de lado el componente político que tiene la decisión de subir el pasaje del transporte público y pasaría a ser solo una cuestión matemática.  

A modo de ejemplo, si en enero del 2024 la inflación es del 20% y en febrero de 25%, en marzo el boleto subiría de forma automática un 45 por ciento.

Esta decisión de atar la suba de boleto a la inflación deja de lado también el Estudio de Costos del Ente de la Movilidad. Cabe destacar que desde el inicio de la pandemia el organismo municipal encargado de realizar el informe de costos que tiene la empresa viene incumpliendo con sus funciones. De acuerdo a la normativa, los estudios deberían presentarse en el Concejo cada dos meses. Pero en algunos casos llegaron pasar más de cinco meses sin que se oficialice el informe.

De hecho, la última actualización de la tarifa que se va a aplicar a partir del 15 de diciembre, se basó en el informe del Ente de la Movilidad del mes de agosto. Es decir, el precio que se le puso al boleto de colectivo tiene sustento en los datos económicos de hace cuatro meses, antes de las elecciones Generales y de una devaluación del peso argentino, la primera de los últimos meses.

En el caso de aprobarse la propuesta del Ejecutivo, se dejaría de lado el componente político del aumento del boleto. Al tratarse de un servicio público y que utiliza principalmente los sectores medios y populares de la ciudad, cada aumento de tarifa contemplaba el impacto en el bolsillo del trabajador. De hecho, lo que venía pasando es que se buscaba atenuar el incremento sumando ingresos al sistema por otro lado, como por ejemplo, se hizo con el sistema de fotomultas.

Pero ahora, la idea es que eso deje de ser así y que la suba se aplique sin importar quién lo pueda pagar.