Este viernes, el detenido por el asesinato del peluquero rosarino Marcelo Giudici fue imputado por homicidio doblemente agravado por alevosía, un delito que puede ser penado con prisión perpetua. El acusado dio insólitos indicios de que efectivamente cometió el cruento homicidio; el más increíble es que concurrió a la audiencia imputativa calzando un par de zapatillas que le había robado a la víctima.

De acuerdo al parte del Ministerio Público de la Acusación (MPA), este viernes a las 16, en la Oficina de Gestión Judicial de Rosario, se llevó adelante audiencia imputativa a J.M. por los delitos de “homicidio doblemente calificado, por haber sido cometido con alevosía y por tener como fin facilitar y consumar otro delito, como así también para procurar su impunidad, en concurso real con el delito de robo”.

El fiscal Miguel Moreno, de la Unidad de Homicidios Dolosos, le imputó el hecho ocurrido el 4 de julio pasado a las nueve de la noche en San Juan al 800, en el que fue asesinado el estilista rosarino Marcelo Giudici.

El fiscal determinó que, con el fin de facilitar y consumar la sustracción de diversos objetos, el imputado ingresó a dicho domicilio perteneciente a la víctima Pedro Luis Marcelo Giudici, lo golpeó con un objeto contundente en la cabeza, lo maniató y le provocó el fallecimiento por estrangulamiento.

Posteriormente, J.M. sustrajo diversos elementos de valor, cargándolos en el carro de su motocicleta que estaba estacionado frente a la mencionada vivienda y se dio a la fuga.

En la madrugada de este viernes, mediante medidas investigativas se ordenó un allanamiento en calle Bordabehere al 5100, donde se detuvo al imputado y se secuestro material de interés para la causa.

El juez de Primera Instancia Juan Andres Donnola, aceptó la imputación y dictó prisión preventiva efectiva sin plazo.

Los insólitos “detalles”

Luego de la audiencia, el fiscal Miguel Moreno brindó una rueda de prensa y allí informó sobre los increíbles detalles del hecho, así como las pruebas que el propio acusado facilitó para que se pudiera avanzar en el esclarecimiento del crimen. Por ejemplo, confió que el detenido concurrió a la audiencia con un par de zapatillas que le robó a la víctima.

Moreno reveló que “el imputado es una persona que se dedicaba a cartonear en la zona sur de Rosario, en calle Bordabehere al 5100”. Y agregó que junto a sus colaboradores comenzaron “a delinear su participación en el hecho de acuerdo a testimonios de personas que lo vieron ese día en el horario en que Giudici dejó de verse, que también aseguran que había una relación entre la víctima y este muchacho”.

El fiscal reconoció que “pudo haber un abuso de confianza, hasta que logró ingresar en la casa donde ejecutó el hecho”.

El detalle más singular fue el que comentó Moreno cuando le preguntaron si era verdad que el acusado se presentó a la audiencia con uno de los objetos robados. “Un colaborador mio me avisa que una de las personas presentes en la audiencia, que además colaboró notablemente con nosotros para determinar qué bienes le faltaban a la víctima, notó que las zapatillas que llevaba puestas el imputado pertenecían a la persona fallecida”, describió.

“Incluso nos pasó en la misma audiencia una foto de la víctima vistiendo esas zapatillas”, añadió luego el fiscal.

Moreno dijo que “incriminan al imputado el secuestro de varios elementos que fueron robados a la víctima”. Y siguió: “Además, uno de los testigos nos aseguró que el imputado no tenía 50 pesos para devolverle y a los tres días adquirió una motocicleta por el valor de 15 mil pesos”. La Justicia entiende que esa fue una maniobra para despistar, ya que cambió la moto que usó la noche del homicidio por otra.

“La calificación inicial que le estamos dando es la de homicidio doblemente calificado por alevosía, porque al momento de darle muerte al señor Giudici, la víctima estaba absolutamente indefensa; o sea que actuó sobre seguro. También se calificó como criminis causa, por intentar asegurarse la impunidad”, precisó Moreno.

El funcionario judicial confirmó que “la pena prevista para este tipo de hechos es prisión perpetua; o sea 35 años de cárcel hasta la posibilidad de obtener una libertad condicional”.

Por último, el fiscal admitió que “el costado de la orientación sexual de la víctima pudo haber sido un disparador”.