El pasado fin de semana se registró una serie de enfrentamientos en el barrio Santa Lucía que dejó como saldo tres nuevas muertes violentas en Rosario. Un joven habría transgredido “los códigos” que existen entre las tres bandas que mantienen en vilo a la zona y lo asesinaron a balazos. Mario Brest, de 15 años, robó a quien no debía y lo pagó con su vida. Y también su tío, Brian Torres, al querer defenderlo. A su vez, un amigo, Lucas Maturano, intentó vengar a tiros los dos crímenes y también recibió un disparo mortal en el tórax. Así describieron lo ocurrido fuentes del Ministerio de Seguridad y señalaron: detrás de todos los crímenes hay tres organizaciones que pelean por quedarse con mayor espacio.

En el barrio Santa Lucía hay tres bandas que se disputan el territorio. Los Cachones se dedicarían a realizar aprietes, entraderas, usurpaciones y venta de armas; los Sosa y los Camargos, ambas bandas vinculadas a la comercialización de drogas. Las tres organizaciones establecieron, como si jugaran un partido de fútbol, un espacio neutral donde llevar a cabo los enfrentamientos: el Centro de Salud “Santa Lucía”.

Los Cachones tuvieron tres bajas el pasado fin de semana. Según afirmó un portavoz del Ministerio de Seguridad que conoce la dinámica del barrio, cerca de las dos de la mañana del pasado sábado Mario Brest robó una moto en el ingreso al barrio Santa Lucía a un integrante de una banda enemiga que lo identificó y luego fue a buscarlo. El desenlace, de público conocimiento, fueron los fallecimientos del joven de 15 años y de su tío, Brian Torres, quien murió en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez un día después de ser baleado por intentar defenderlo. Luego, Lucas Maturano, amigo de las víctimas fatales quiso vengar las dos muertes y lo ultimaron de un disparo en el pecho. El autor del balazo vive en la misma cuadra.

Sin embargo, en las crónicas policiales los nombres y apellidos involucrados en los hechos no son nuevos.

Mario Brest, hijo de Valeria Torres, quien habló en De 12 a 14, fue vinculado a diversos asaltos por investigadores. De hecho, en su domicilio se llevó a cabo uno de los múltiples allanamientos que realizaron fuerzas provinciales en abril del año pasado, cuando se detuvo a cuatro cabecillas de los Cachones, que son “Congo”, “Chivito”, “Alexis Cumo” y “Ricardo Riki” también conocido como “El Chichi”.

Brian Torres, hijo de Norma Pared, quien dialogó este lunes en Radiópolis, también formaría parte de los Cachones. Para abrirse del mundo delictivo comenzó a formar parte de los cursos de capacitación laboral que dicta tanto la provincia como el municipio. En su domicilio fue capturado uno de los autores de la cruenta balacera que tuvo lugar en diciembre en el barrio Cabín 9 de Pérez y dejó como saldo dos muertos y cuatro heridos.

Lucas Maturano fue quien bajó de una trompada a Facundo Acosta del micro en el que los hinchas de Rosario Central viajaban a San Juan para disputar la final de la Copa Argentina frente a Huracán. Acosta formaba parte de los Cachones e intentó abrirse y armar una nueva banda, siempre según las fuentes provinciales.

El joven que salió despedido por la ventanilla del colectivo y quedó internado por varios traumatismos en el Hospital Rawson, salió del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez el pasado sábado y trató de vengarse de Maturano, pero fue detenido por tenencia de armas el mismo día. 

“Los Cachones, si bien consumen droga, odian a los transeros, es decir a los Sosa y a los Camargo. Esta banda llegó a tener como 100 integrantes, pero entre detenciones, muertes y trabajos de droga para los enemigos, se achicó bastante”, agregó el vocero del Ministerio de Seguridad de Santa Fe.

Por su parte, los Camargo y los Sosa están integrados por gente de Villa La Palmera, Cabín 9, barrio Godoy, La Lagunita y Villa Nueva (se encuentra paralela al Cementerio La Piedad). Estas dos bandas, conformadas también por personas oriundas de Colombia, comenzaron a ser conocidas por las fuerzas federales tras los múltiples allanamientos que se realizaron en el barrio Santa Lucía para derribar los búnker de droga. Tras los procedimientos, ahora comercializarían los estupefacientes bajo la modalidad delivery.