La muerte de una chica en una fiesta electrónica en Arroyo Seco reabrió el debate en torno a las drogas sintéticas, de fácil acceso y funestas consecuencias para los jóvenes. ¿Qué son, por qué generan adicción y qué provocan?

El término de drogas sintéticas refiere a un conjunto de sustancias psicoestimulantes que se obtienen a través de procesos químicos. La mayoría de ellas son derivadas de las anfetaminas, suelen consumirse por vía oral y se presentan en comprimidos con colores, formas y dibujos llamativos.

Al ser fabricadas en laboratorios, cada una puede diferir mucho de otra en su composición y efectos. Sin embargo todas comparten una serie de principios en común. Generalmente son sustancias derivadas de anfetamínicos, fabricados por métodos químicos y obtenidos a través de precursores de medicamentos.

Todas ellas combinan, en mayor o menor medida, efectos estimulantes con alteraciones sensoriales que aparecen a los 30 minutos de ser ingerida y pueden prolongarse durante unas 3 o 4 horas. De ahí que muchos jóvenes las consuman para “bailar toda la noche sin parar” en fiestas como las electrónicas.

Quienes las toman cambian su conducta y estado de ánimo, experimentando euforia, elevación de autoestima y una desinhibición elevada. También pueden provocar distorsiones perceptivas, confusión y ansiedad, según el sitio especializado Lifeder.

A la vez provocan alteraciones físicas como aumento de la frecuencia cardíaca, incremento de la tensión, sensaciones de vértigo, náuseas, rigidez muscular, entre otros padecimientos. Todo esto puede derivar en causales de muerte por taquicardia, hipertensión, colapso vascular, convulsiones, arritmias, hemorragias cerebrales, insuficiencia renal o coagulación intravascular.

Éxtasis

Es la droga sintética más común y con ella murió la joven en Arroyo Seco. Generalmente viene en forma de pastilla pequeña, aunque también puede consumirse en forma de polvo. Con 100 miligramos ya genera efectos a la media hora, incrementando inicialmente la energía y la sensibilidad. Psicológicamente genera una falsa sensación de placer y al ser un estimulante, quien la consume se cree omnipotente y en algunos casos tiene alucinaciones. Todo esto a mediano plazo genera un fuerte deterioro cognitivo.

Físicamente disminuye el hambre y aumenta la resequedad y sudoración, lo que provoca sed. Por eso se necesita siempre estar con una botellita de agua encima. En algunos casos los que consumen éxtasis no pueden parar de moverse, y esta sobreestimulación puede derivar horas más tarde en náuseas, vómitos y temblores. Por último, está el riesgo de que ocasione los causales de muerte antes mencionados.

A diferencia de otras drogas, su dependencia no es física sino psicológica: se suele volver a ingerir cuando la euforia empieza a apaciguarse. Otra práctica común, y en muchos casos letal, es su combinación con alcohol u otras drogas.