“En los últimos años, las startups parecían más pendientes de cuánto dinero iban a levantar en su próxima ronda de capital que en lograr que su desarrollo innovador realmente haga pie en el mercado. Pero ahora todo cambió. La liquidez no fluye y los inversores son más selectivos”, reflexiona Manuel Oliva, ejecutivo del fondo inversor latinoamericano Rockstart con sede en Bogotá y desembolsos en todo el continente.
El especialista vino a la ciudad para disertar en el Santa Fe Business Forum, que organizó el gobierno provincial, y el BCR Agtech Forum, que realizaron la Bolsa de Comercio de Rosario y el fondo Innventure Capital,y Rosario3 dialogó sobre el nuevo escenario de las inversiones de riesgo, como es la apuesta por las startups de base científica y tecnológica.
Rockstart tiene dos fondos. Uno de 2.2 millones de dólares que invierte en tecnologías emergentes y que en los últimos 10 años invirtió en más de 80 startups. El segundo fondo, que es el que lidera Oliva, invierte en tecnologías para el agro y las alimenticias, ya se completó con inversiones por 2 millones de dólares en 12 startups.
Con ese fondo invirtieron en una startup de Tucumán que se llama M4Life, que bio-entrena microorganismos para mejorar la agricultura. “Supongamos que la soja es resistente a la sequía o a las inundaciones. Eso es en parte gracias a ciertas bacterias. A esas bacterias ellos las toman, las bio-entrenan y se la ponen al maíz. Y ahora el maíz es resistente a la sequía o a las inundaciones.
Básicamente, eso hace, y el proceso es totalmente bio y sin químicos; todo es natural”, relata Oliva. En ambos fondos, ellos ingresan como inversores no accionistas a las startups. “Invertimos por medio de un safe. ¿Qué es un safe? Un safe es una figura legal que se traduce un simple agreement for future equity. ¿Qué quiere decir eso? Invertimos hoy con una valoración futura y hoy no compramos acciones. Tenemos una nota convertible que básicamente es el safe. Entramos como inversionista, no como accionista de la compañía”, explica.
La novedad es que para lanzar ese segundo fondo de inversión y aceleración que tiene por objetivo de apoyar la innovación y transformación de la industria alimenticia, se asoció con Grupo Alpina, un holding alimenticio líder en Colombia con operaciones en Ecuador, Venezuela y Estados Unidos.
Y, precisamente, son este tipo de alianzas en la que una gran corporación invierte fondos directamente en startups externas para obtener un beneficio estratégico (como el acceso a nueva tecnología e innovación para su sector) son llamadas a ser los nuevos protagonistas de la inversión en startups, ya que dejó de haber gran liquidez en los fondos especulativos, que venían siendo los protagonistas. El desafío, entonces, es lograr que las grandes empresas se animen a armar estos Corporate Venture Capital (CVC).
-¿Cuáles son los escollos para que más empresas grandes se involucren en desarrollar fondos para invertir en startups?
-Yo creo que el principal miedo es a perder. El corporativo lleva años haciendo las cosas bien en su empresa, con calma, evitando riesgos, siguiendo ciertos procesos ya establecidos, pero cuando se enfrenta a las startups encuentra que debe moverse en un ámbito con un mayor grado de experimentación y un montón de cosas que no entiende; y ahí es cuando le da un poco de miedo. Ese miedo a perder es un escollo primordial. Segundo, el corporativo debe saber que está haciendo una apuesta a largo plazo porque las startups dan retornos al año 5, al año 8, al año 10. Entonces, la recomendación es tener un poco de calma y saber que esos retornos van a venir lento. Pero sobre todo tiene que tener la certeza en qué invertir en startups es poner un pie en el futuro de su empresa o de su sector, porque esa allí donde se incuba la innovación más disruptiva.
-¿Explicarles a las empresas que afuera están pasando cosas?
-Es un disparador. Es medir el mercado o, como digo siempre, es meter el dedo en el aceite a ver cómo está el mercado en cosas como biotecnología, inteligencia artificial o soluciones para la última milla. El corporativo sabe que si lo empieza a desarrollar adentro se va a demorar mucho, pero debe saber que allá hay unos chicos que ya lo están haciendo, que lo están intentando hacer rápido. Esa es la diferencia de startup con una empresa tradicional, siendo la primera más veloz en generar innovaciones frente a estructuras ya consolidadas. Entonces, para una empresa desarrollar corporative venture capital es ver lo que va a estar mandando en el futuro la parada, por decirlo de alguna forma, y que hoy nosotros no lo estamos viendo. Es una forma de ver qué está pasando alrededor.
-¿Y los ves a los corporativos esforzándose?
-Debe haber un esfuerzo de los corporativos porque en América Latina no somos Silicon Valley y aquí el dinero no está tan a mano como en los Estados Unidos y en Europa. Para mí, es casi una responsabilidad social del los corporativos incursionar por el venture capital, las startups y la innovación. Un compromiso que también tiene que tener el sector público, que acá en la provincia de Santa Fe y en la ciudad de Rosario, veo que está pasando. En América Latina, históricamente, se nos pasan muchas oportunidades. Estamos en la puerta de una nueva revolución industrial con la inteligencia artificial y el 5G, y no se nos puede pasar. Por eso debe haber un esfuerzo del privado como inversor y de los emprendedores como gestores.
-¿Cómo ves el contexto para la inversión desde el punto de vista de un fondo como el de ustedes?
-La plaza está más seca. Entre 2021 y 2022 hubo mucha abundancia de capital, sobre todo por una situación de pospandemia. La plata, básicamente, estaba muy barata y fluía, por lo que hubo un boom en inversión en venture capital. Pero después vino lo que llamamos una corrección de mercado y el dinero ahora no está tan a la mano y busca inversiones con otros criterios. Entonces, la startup debe concentrarse en su modelo de negocios, en tener indicadores económicos positivos y en su capacidad de traccionar futura rentabilidad, porque al final nosotros somos fondos de venture capital en un sistema capitalista y esperamos retornos. Eso es lo más importante. Que el corporativo decida invertir en venture capital muestra que tiene interés en aprender, en innovar, en experimentar, pero el retorno financiero siempre debe ser primordial. Y ese retorno financiero va acompañado de que la startup entendía al cliente, genere una solución que pueda ser escalable para que pueda quedarse con una parte del mercado muy rápido y generar así retornos para el inversor. En otras palabras, que esté más pendiente del negocio específico, porque en los últimos años las startups parecían más en cuánto dinero iban a levantar en la próxima ronda de capital.
-Debe haber un nuevo enfoque de los emprendedores.
-Hay un tema súper importante que es la capacidad de ejecución. Se debe pensar en el cliente. Estar muy atento al proceso productivo, a la gestión interna, a la venta. No se debe perder de vista que los negocios se hacen a la antigua: un buen producto que agregue valor, una buena venta y que queden márgenes positivos de ganancia.
-¿Y cómo apuntalan ese proceso desde Rockstart?
-Buscamos que el emprendedor o emprendedora sea capaz de salir a la calle, de validar, de experimentar, que tenga el cuero duro. Que tenga esa capacidad de no solo de salir de la calle, sino también de cambiar. No hay que enamorarse de la solución, sino del problema. Esa capacidad de adaptación es muy importante. Para estar en ese escenario, el problema a afrontar debe ser real y lo suficientemente doloroso para sus clientes como para que adopten una solución muy rápida. No debe ser una vitamina, sino un “pain-killer”, una verdadera solución. Y para ver cuáles son los problemas que duelen deben estar en el mercado.
-Finalmente, Rockstart opera en varios países. ¿Cómo está el marco regulador en la región para invertir en el desarrollo de startups?
-Es todo un reto. Los gobiernos deberían tener una regulación amigable con el emprendedor, que al principio no está para pagar impuestos. El emprendedor está para hacer las cosas muy rápido. Ahora, en temas de biotecnología sí entiendo que hay que tener cierta precaución porque son organismos vivos, porque hay temas más complejos, pero en general más allá de biotecnología, los gobiernos sí deberían tener un enfoque en ayudar a la velocidad y también como hizo Santa Fe con el Business Forum en generar rondas con inversores y dando acompañamiento oficial.